El problema interno de unidad en Morena es una responsabilidad de la dirigencia, de los líderes formales y de las autoridades que no han dado espacios a una fuerza de movilización importante.
Por Raúl Caraveo/Ciudad de México.-El Plan C para las elecciones de 2024 que implica prácticamente ganar mayoría calificada en el Congreso, además de la Presidencia de la República y demás puestos en juego, lo que implica el famoso “ carro completo” no es una tarea sencilla.
Hay varios elementos externos importantes; INE, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, medios tradicionales, por mencionar solo tres y de manera interna el problema es la famosa “unidad” que se quiere blindar a Morena y todos sus candidatos y candidatas; la principal tarea es “Unidad” –es decir – de manera interna Morena tiene un reto complejo. Frente a la andanada de políticos oportunistas y acomodaticios que hoy renuncian a su militancia panista, priista o perredista para convertirse en morenos; y que son extraordinariamente bien recibidos y premiados con candidaturas; hay otro reto no menos importante.
Fundadores de Morena, líderes del movimiento desde antes de su nacimiento, personas que caminaron haciendo campaña –de izquierda- con AMLO en 2006, 2012 y 2018 y que han sido desplazados no tan solo de las posibles candidaturas sino de la administración pública hoy se convierten en un elemento importante.
En el proceso de 2024 no aparecerá AMLO en ninguna boleta electoral; luego entonces no habrá el efecto que produce su candidatura para que ciudadanos tachen en automático todos los candidatos de Morena; diariamente el Instituto Nacional Electoral limita la participación del discurso del Presidente en las conferencias mañaneras, ahora ordenó eliminar la posdata que aparecía el inicio, ayer fueron ciertas palabras clave, en fin, así seguirá durante todo el proceso; queriendo callar al Presidente a toda costa. En lo que esto ocurre nuevos dirigentes muy jóvenes ya sean de Morena o del PVEM o recién ingresados a cualquiera de éstos partidos se acuerpan para blindar sus procesos electorales ajenos a las bases, fundadores, liderazgos y referentes de Morena.
El resultado a lo anterior no es previsible y si este problema lo focalizamos en Quintana Roo que es un microcosmos muy particular, muy complejo, los problemas anteriores abren la posibilidad a que cualquier aspirante democráticamente gane la elección de que se trate. Cancún, municipio de Benito Juárez ha sido ejemplo de variedad en ganadores en elecciones municipales; de 1975 a 2002 lo mantuvo el PRI; y a partir de entonces el PVEM (2004-2008), el PRD (2010-2013), PRI (2016), PVEM (2018), y finalmente Morena (2021-2024) ha sido un ir y venir de partidos y candidatos que de una u otra manera logran incidir y captar el voto.
El problema interno de unidad en Morena es una responsabilidad de la dirigencia, de los líderes formales y de las autoridades que no han dado espacios a una fuerza de movilización importante. Lamentablemente se siguen abriendo los espacios a externos de lealtades personales y con el movimiento.
El 2018 luego de dos experiencias López Obrador abrió el ingreso a todos los ciudadanos, políticos y funcionarios que desearan “subirse” al Morena, era necesario arrasar para tener una victoria incuestionable y así fue. En 2024 el escenario es otro completamente diferente, se trata ahora de conservar y fortalecer el movimiento para llevarlo a otros niveles, mientras no se destrocen en el camino.
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