Agencias/Ciudad de México.- Durante los 80, Michael Douglas y Kathleen Turner formaron una de las parejas más atractivas del cine, coincidiendo hasta en tres películas a lo largo de la década (Tras el corazón verde, La joya del Nilo y La guerra de los Rose).

Su romance en el cine estuvo a punto de traspasar la pantalla, pero lo suyo no estaba escrito en las cartas del destino y tomaron caminos separados. Sin embargo, lo que sí conservan después de todo este tiempo es la amistad y el cariño mutuo que se tienen.

Más de tres décadas después se reencuentran en la última temporada de la comedia de Netflix El método Kominsky, donde demuestran que la química que los llevó a lo más alto del cine de los 80 sigue intacta después de todo este tiempo. Viendo la serie, definitivamente salta a la vista que se conocen de toda la vida y es como si nunca se hubieran separado.

Los nostálgicos de los 80 recordarán la película de Robert Zemeckis Tras el corazón verde y su secuela, La joya del Nilo, como pilares del cine romántico y la comedia de aventuras de la época. Réplica más desenfadada a Indiana Jones, Tras el corazón verde consagró a Douglas como galán del cine e impulsó la carrera de Turner, cosechando un considerable éxito en taquilla.

Después de esas dos entregas, los dos volvieron a coincidir en La guerra de los Rose, genial comedia negra dirigida por Danny DeVito en la que interpretaban a un matrimonio que se tiraba los trastos a la cabeza. Ya fuera danzando por la jungla, huyendo de villanos o haciéndose la vida imposible, Douglas y Turner eran el epítome de la química en pantalla y estos films le sacaron el mayor partido a su buen hacer juntos.

Turner se dio a conocer unos años antes en Hollywood con el thriller erótico Fuego en el cuerpo y en 1987 fue nominada al Oscar por Peggy Sue se casó. Su desbordante sensualidad y su voz grave la convirtieron en uno de los iconos sexuales de los 80, destacando en cintas como El honor de los Prizzi o ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (donde puso voz a Jessica Rabbit).

Turner volvía locos tanto a los espectadores como a sus compañeros de trabajo. Según desvelaba la actriz en una entrevista de 2018 con The Guardian, cuando se estrenó Fuego en el cuerpo, Michael Douglas, Warren Beatty y Jack Nicholson se peleaban entre ellos para ver quién era capaz de quedarse con ella. Pero fue Douglas quien se llevó su corazón.

Ella ha reconocido en más de una ocasión que estuvo enamorada de su compañero de reparto durante años, e incluso estuvieron a punto de iniciar un romance tras las cámaras durante el rodaje de Tras el corazón verde, pero no fue más allá. En una nueva entrevista con Los Angeles Times, la intérprete explica que aquello “fue antes de involucrarme con mi futuro marido. Estaba libre. En ese momento, Michael me dijo que estaba separado de Diandra [su primera esposa]. Así que pensé que podríamos tener una relación, pero entonces Diandra vino a México y eso acabó con todo. Pero sí, estuve colada por él durante un tiempo”.

Después de los 80, los dos continuaron con su carrera por separado. Douglas siguió triunfando en los 90 con películas como Instinto básico, Acoso, The Game o Un crimen perfecto, mientras que Turner se fue alejando poco a poco del candelero.

Justo cuando estaba en lo más alto y con apenas 30 años, a la actriz le fue diagnosticada una artritis reumatoidea que la hizo pasar por el quirófano y le llegó a impedir andar. Esto, sumado al sexismo inherente en Hollywood, que no perdona el paso del tiempo y no permite que sus actrices envejezcan, la llevó a pasar a segundo plano. La actriz no dejó nunca de luchar y siguió trabajando imparable (sobre todo en series), pero la industria dejó de tratarla como una estrella de primera fila.

Ahora, Turner y Douglas vuelven a compartir escena en El método Kominsky, que se despide este año con una tercera temporada de duración reducida y sin Alan Arkin, que dejó la serie tras la segunda temporada. La comedia de Netflix trata sobre un actor fracasado (Douglas) que se dedica a dar clases de interpretación. Su entrañable amistad con el cascarrabias personaje de Arkin era el motor principal de la ficción, con lo cual, la marcha del actor la dejó coja.

Para compensar su ausencia, la serie da la bienvenida oficial al reparto a Turner, que interpreta a Roz, la exmujer del personaje de Douglas, quien vuelve a su vida para asistir a la boda de su hija en común, trayendo de vuelta sentimientos del pasado. Su personaje ya apareció en un episodio de la anterior temporada, pero en esta última se queda en estancia extendida. El propio Douglas dijo en una entrevista en 2019 que Kathleen era la única actriz que tenía en mente para interpretar al personaje, en parte porque su relación le recordaba a La guerra de los Rose.

La participación de Kathleen Turner en la serie de Chuck Lorre es toda una metáfora en sí misma. Que la actriz, tan divertida y carismática como siempre, encarne al antiguo amor de Douglas y que la historia gire en torno a la idea de aceptar la vejez, la pérdida y la enfermedad, frente a la juventud eterna que se nos impone como exigencia para no caer en el olvido y la obsolescencia, no es sino un bonito homenaje a los actores y su trayectoria. Especialmente a Turner, a quien Hollywood ha tratado mucho peor que a su compañero de reparto.

Con solo seis episodios y a pesar de que la ausencia de Arkin se nota demasiado, El método Kominsky consigue cerrar su historia con un final adecuado y emotivo, en parte gracias al aporte que hace Turner a la trama final y el desarrollo personal de Sandy Kominsky. Verlos de nuevo juntos es todo un regalo para cinéfilos y amantes de los 80.

Los dos navegan sus personajes con la elegancia y distinción de alguien que lleva toda la vida en esto, y su química sigue siendo enorme y palpable. Desde la primera conversación se puede sentir que son viejos conocidos y que tienen una larga historia juntos, llena de experiencias que los convierten en familia, lo que añade mayor profundidad y realismo a sus personajes.

Turner explica a Los Angeles Times que volver a trabajar con Douglas en la serie fue “fácil”, como si no hubiera pasado el tiempo. “Fue pan comido”, explica, “Simplemente nos dijimos ‘¡Hola, tú!’, ‘¡Hola, tú!’, y ya está. Beneficia a la relación de los personajes, porque deja muy claro que se conocen muy bien”. Su relación con Douglas ha cambiado, pero la conexión sigue ahí. En sus palabras se puede sentir la nostalgia: “Esto no es una aventura. No nos estamos lanzando por una colina precisamente. Dios mío, hace tanto tiempo. Me lo pasé genial haciendo esas películas con él y trabajamos con buenos directores. Pero era otra vida”.

Michael Douglas es un actor estupendo, de eso no cabe duda. Tiene dos Óscar, ha recibido dos nominaciones al Emmy por su excelente labor en El método Kominsky y sigue en primera plana de Hollywood, entre otras cosas gracias a su participación en el omnipresente Universo Marvel, donde encarna a Hank Pym. El cine le ha dejado envejecer y el público le ha aplaudido por ello. Va siendo hora de que Kathleen Turner reciba el mismo trato. Si algo nos demuestra en su reunión con Douglas en El método Kominsky” rel=”noopener” target=”_blank”>El método Kominsky es que lleva mucho tiempo mereciéndolo.

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