Agencias/Ciudad de México.- Joey Bosa, liberado por Los Angeles Chargers, y Trey Hendrickson, con venia de Cincinnati Bengals para buscar otro equipo, se convirtieron en dos de los defensivos más codiciados en el mercado de NFL para la temporada 2025.

Bosa, de 29 años, dejará a los Chargers luego de nueve temporadas en las actuó en 107 juegos y logró 72 capturas de quarterback que lo convirtieron en uno de los apoyadores más efectivos de la liga.

Con la salida del que fuera Novato Defensivo de 2016, los Chargers ahorrarán 25.36 millones de dólares en su tope salarial.

Aunque varios equipos están interesados en contar con el jugador, los San Francisco 49ers se abren como uno de los favoritos ya que en los gambusinos Joey se uniría a su hermano Nick, de 27 años, ala defensiva, para formar una pareja temible para los mariscales de campo rivales.

El otro cazador de quarterbacks que está disponible en esta temporada baja es Trey Hendrickson, veterano de 30 años, quien en el 2024 terminó como líder en capturas con 17.5, una constante en su carrera en la que suma 77.

Los Bengals permitirán que busque otro equipo debido a que también requieren espacio en su tope salarial para retener a sus estrellas ofensivas, los receptores, Tee Higgins y Ja’Marr Chase, y a pesar de su gran desempeño, Hendrickson es la llave para ahorrar 16 millones de dólares para la próxima campaña.

El cuatro veces All-Pro, que llegó a la NFL en 2017 para New Orleans Saints, ha sido una pesadilla para los pasadores desde el 2020, año que terminó con 13.5 capturas, aún con Saints. En 2021, ya en Bengals obtuvo 14; en 2022, ocho; 2023, 17.5, las mismas que el año pasado.

Estos registros no permitirán que el cuatro veces Pro Bowl permanezca mucho tiempo en el mercado.

En los movimientos también destacó la actividad de los Jacksonville Jaguars que intercambiaron al receptor Christian Kirk a Houston Texans; cortaron Evan Engram, ala cerrada; a los receptores Devin Duvernay y Josh Reynolds y al esquinero Ronald Darby.

Además sufrieron el retiro de Mitch Morse, su centro titular.

Los agentes libres de la NFL pueden comenzar a negociar con los equipos a partir de las 12 de la tarde (tiempo de la costa este), cuando se abre el período legal. Los jugadores no pueden firmar oficialmente nuevos contratos hasta el inicio del nuevo año de la liga a las 4 de la tarde de la próxima semana.

Will Campbell y Kelvin Banks Jr. se unen a la batalla

Will Campbell tiene una respuesta franca para los cazatalentos de la NFL que cuestionan sus medidas.

Vayan a ver el video.

Lo que encontrarán, sostiene, es un tackle que ha mantenido a los prospectos del draft a distancia durante las prácticas de LSU y a lo largo de los partidos de la Conferencia del Sureste durante tres temporadas casi impecables, ayudándole a argumentar su caso para ser el primer liniero ofensivo seleccionado en el draft de abril.

“No hay una sola jugada en la que, cuando me superan, dirías ‘Oh, eso fue porque tengo brazos más cortos’”, dijo Campbell este fin de semana en Indianápolis. “No tengo brazos del tackle ofensivo prototipo, pero sé que eso es algo de lo que soy consciente y es algo que utilizo cada semana en mi juego y preparación para atacar a diferentes defensivos”.

Campbell midió 1.98 metros y pesó 144 kilogramos, pero fueron sus brazos de 82.5 centímetros los que enviaron señales de alerta en el combine anual de la NFL. Los equipos generalmente quieren tackles con brazos de al menos 83 centímetros de largo.

Aunque la mayoría de las personas puede pensar que una diferencia de tres octavos de pulgada no importa mucho, entre los hombres grandes del fútbol americano este es el tipo de cosas que ayudan a separar a los jugadores y hace dudar si Campbell podría ser un mejor guard a nivel profesional.

Según las calificaciones de NFL.com, Campbell llegó a Indianápolis empatado en el segundo lugar con Kelvin Banks Jr. de Texas entre el grupo de linieros ofensivos de este año. El tackle Armand Membou de Missouri fue clasificado como el número uno.

Pero Campbell vino aquí para demostrar que no tiene rival.

Así que, a diferencia de la mayoría de los mejores prospectos que optaron por esperar hasta sus Pro Days en la universidad, Campbell pasó por las pruebas. Registró el quinto mejor tiempo en las 40 yardas con 4.98 segundos. Membou fue segundo con 4.91.

Membou empató en el cuarto lugar en el salto vertical con 86 centímetros, mientras que Campbell estaba en un grupo de cinco jugadores empatados en el séptimo lugar con 81 centímetros; Membou y Campbell ocuparon los dos primeros lugares en el salto de longitud. El primero saltó 2,92 metros, mientras que el segundo y el guardia Tate Ratledge, de Georgia, registraron cada uno 2.87 metros.

“Solo quiero mostrar mi habilidad atlética, versatilidad, derecha, izquierda, lo que sea, lo que necesiten que haga, voy a salir y hacerlo”, dijo antes de las pruebas. “Estoy emocionado de competir”.

A los cazatalentos seguramente les gustará escuchar ese comentario.

Por otro lado, Campbell no tiene nada que ocultar. Ha estado ganando las batallas más competitivas casi desde el momento en que pisó el campus.

Campbell y Emery Jones Jr., otro de los 329 invitados al combine, ganaron sus respectivos puestos como titulares hace tres años, dando a LSU su primera pareja de tackles verdaderamente novatos en la historia de la escuela.

Campbell también prosperó. Solo permitió cinco capturas en 38 duelos como titular en su carrera, incluyendo dos la temporada pasada, desarrollando una fuerte ética de trabajo.

Banks nació en Humble, Texas, y asistió a la escuela secundaria en Houston, pero siguió un camino similar para entrar en la discusión sobre quién irá primero en este grupo de posiciones.

Él también fue titular durante tres años, abriendo el camino para algunos de los corredores más productivos en la historia de los Longhorns. Hizo dos apariciones en playoffs, ganó un campeonato de conferencia y la temporada pasada ganó el Trofeo Outland, el Premio Lombardi y fue unánimemente All-American.

El cuerpo de Banks es ligeramente más pequeño que el de Campbell, midiendo 1.96 metros y pesando 143 kilogramos, pero Banks tenía brazos y manos más largos — 85 centímetros y 26.2 centímetros, respectivamente. Esos dos factores podrían marcar la diferencia.

Al igual que Campbell, Banks demostró sus habilidades en el campo. Banks corrió las 40 yardas en 5.16, ocupando el 17mo lugar en el grupo, e igualó el salto vertical de 81 centímetros de Campbell. Pero solo superó a otros cuatro jugadores en el salto de longitud, alcanzando 2.64 metros. Banks no planeaba hacer el press de pecho.

Banks espera que esos números sean lo suficientemente buenos para ganar la competencia. Campbell cree que sus estadísticas ayudarán, pero realmente se destacará cuando los cazatalentos se den cuenta de que puede manejar a cualquiera que le lancen.

Jack Bech se inspira en hermano asesinado en Nueva Orleáns

Jack Bech creció en Lafayette, Luisiana, con la esperanza de emular a su hermano mayor.

Jugaba partidos de fútbol americano contra los amigos de Tiger Bech, la mayoría de los cuales eran cinco o seis años mayores y significativamente más grandes y experimentados que él.

Sin importar ello, Jack Bech solo quería pasar su tiempo haciendo exactamente lo que hacía su modelo a seguir en el fútbol americano.

Resulta que todos esos golpes duros en sus primeros años dieron frutos para el hermano menor de Tiger Bech, colocándolo al borde de una carrera en la NFL. Jack Bech recibió la recompensa: entrenar con otros receptores en el combine anual de reclutamiento de la NFL.

Pero a diferencia de los otros 328 invitados en Indianápolis, ingresará en el campo completamente envuelto por el espíritu de Tiger, otrora devolvedor de patadas de Princeton, que fue asesinado en el atentado de Año Nuevo en Nueva Orleáns.

“Sé que sus alas estarán sobre mí de ahora en adelante”, dijo Bech. “Me ha llevado a nuevas alturas, y aunque he trabajado duro toda mi vida y he hecho cosas que otros no están dispuestos a hacer, siento que he dado un paso completamente nuevo al hacerlo y sé, como dije, que él estará conmigo. Tendrá el mejor asiento de la casa de aquí en adelante”.

Para Jack Bech, el comienzo ha sido turbulento en sus días posteriores a la universidad. Después de la mejor temporada estadística de su carrera —62 recepciones, 1.034 yardas y nueve atrapadas de touchdown— se perdió el tazón de TCU contra la universidad de su estado natal, Luisiana, debido a una lesión de rodilla. A mediados de diciembre, había aceptado una invitación para jugar en el Senior Bowl y comenzó su preparación previa al draft.

Todo cambió repentinamente en la primera madrugada de 2025, cuando el joven Tiger Bech, de 27 años, fue una de las 14 personas asesinadas por el conductor de un camión que embistió a una multitud en Nueva Orleans. De repente, Bech se encontró buscando el equilibrio entre la búsqueda de un sueño de toda la vida y la necesidad de lidiar con el dolor por la muerte de su hermano.

“¡Te quiero siempre, hermano!” escribió Bech en X. “Me inspiraste todos los días, ahora puedes estar conmigo en cada momento. Tengo esto, familia T, no te preocupes. Esto es por nosotros”.

Para cuando llegó el Senior Bowl —exactamente un mes después del ataque— la historia de Bech era bien conocida. Además de la publicación en redes sociales, había concedido entrevistas y contando historias sobre su hermano.

Los organizadores del partido hicieron todo lo posible para ayudar a Bech a rendir un homenaje. En lugar de usar el número 80 como lo hizo en LSU o el número 15 que empleó en TCU, Jack Bech se puso el jersey con el 7 que Tiger usó como homenajeado de la Ivy League en Princeton.

Los organizadores añadieron calcomanías con el número siete a cada casco de los jugadores y luego, en una extraña coincidencia, Bech atrapó un pase de touchdown de dos yardas con siete segundos restantes para darle al equipo Americano una victoria de 22-19. Bech terminó con seis recepciones, 68 yardas y fue el Jugador Más Valioso.

“Lo llamo un guiño de Tiger, simplemente fue algo que vino de mi hermano”, dijo esta semana. “Fue increíble. Todo el amor y apoyo que recibí, no sólo de mis compañeros, sino de todos en el equipo Nacional también. Definitivamente fue un momento superespecial, uno que nunca olvidaré”.

En Indianápolis es diferente. Los números de camiseta aquí se asignan alfabéticamente por posición, dejando a Bech con indumentaria que dice WO 04 para el receptor número cuatro. Pero no necesita un número de jersey como motivación en el combine. Llevaba zapatillas de tenis de Princeton y volvió a trabajar exactamente dos meses después de ese fatídico día en Nueva Orleáns.

Y en un giro extraño, otros cinco jugadores que ingresaron en el campo también estaban en Nueva Orleáns aquella madrugada: el mariscal de campo Riley Leonard y el receptor Beaux Collins de Notre Dame, así como el corredor Trevor Etienne y los receptores Dominic Lovett y Arian Smith de Georgia.

Todos habían viajado para disputar el Sugar Bowl.

Aunque Bech no corrió las 40 yardas, ocupó el 14to puesto entre los receptores en el salto vertical (34 1/2 pulgadas) y empató en séptimo lugar en el salto de longitud (diez pies, cinco pulgadas). Para Bech, sin embargo, el entrenamiento significaba mucho más que impresionar a cazatalentos y gerentes generales.

Estaba reflexionando sobre cómo aprendió a jugar con su hermano.

“Tener un hermano mayor, tener a sus amigos alrededor, hizo que siempre quisiera estar con ellos aunque yo era mucho más joven”, dijo Bech. “Sabes que un chico de 16 años es muy diferente a un niño de diez años o un joven de 21 años es muy diferente a un chico de 15 años, así que simplemente aprendí a crecer. Si quería estar con los grandes, tenía que actuar como uno, ya fuera que él me golpeara o algo así. Lo aceptaba, pero eso simplemente me hizo quien soy actualmente, fuerte y resistente”.

En otros movimientos relevantes los Washington Commanders retuvieron por un año a Bobby Wagner, experimentado apoyador, a cambio de 9.5 millones de dólares; y al pateador Zane González, que ganará 1.17 millones en la campaña 2025.

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