Perfiles Políticos/Por Francisco J. Siller/Ciudad de México.- Es de sabios reconocer cuando se “mete la pata”. El Consejo de Salubridad General tuvo que recular con su Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica y lo que inicialmente era una instrucción para médicos y hospitales, se convirtió en proyecto a discusión.
Así el documento publicado el pasado fin de semana fue degradado ante la resistencia y critica de especialistas, médicos y principalmente por la opinión contraria de la Universidad Nacional Autónoma de México, que no fue consultada, sobre todo porque se daba prioridad a pacientes jóvenes, sobre adultos mayores o enfermos crónicos.
Sin embargo el nuevo documento –que podrá aplicarse en el combate del COVID-19–, titulado Proyecto Guía de Triaje Para la Asignación de Recursos de Medicina Crítica guarda una similitud total y la única diferencia es el calificativo de ser una guía dinámica y no definitiva, como se hacía ver en el escrito original.
Ante la magnitud del daño a la salud de los infectados por el COVID-19 la famosa guía busca justificar la asignación de los escasos recursos disponibles en el sistema de salud y
el procedimiento para la toma de decisiones de forma justa y transparente, pero tomando en cuenta que no existe tratamiento profiláctico ni curativo.
Además establece un sistema de puntuación mediante el cual podrá definirse a quien tratar y a quien no. En pocas palabras, la prioridad es salvar a aquellos que tengan la posibilidad de vivir por más tiempo. Es decir que los adultos mayores podrán ser descartados por el solo hecho de que han vivido más tiempo que un joven.
Y cito textual lo que dice la guía: Si dos pacientes requieren de ventilación mecánica y uno de ellos, dada una comorbilidad, se tardaría el doble de tiempo en recuperarse, entonces el ventilador se le debe de asignar a aquel que no tiene la comorbilidad por lo que el ventilador mecánico) se puede volver a utilizar de manera más pronta.
También habla de la manera aceptada de asignar recursos escasos cuando hay dos pacientes en estado similar y se usa la palabra azar (lotería, rifa, volado, o cualquier ocurrencia) para evitar lo que denominanconsideraciones impertinentes entren en juego. Un sistema en el que la diferencia de edad entre los pacientes es significativa.
Y da ejemplos de como proceder: Cuando solo tenemos un ventilador y hay dos pacientes, uno de 80 (A) años y otro paciente de 20 (B) años. Supongamos que si paciente A recibe el
ventilador ella vivirá 7 años más y si paciente B recibe el ventilador vivirá 65 años más, se tiene que introducir un principio adicional basado en el principio de justicia distributiva.
Pero la palabra azar se usa tambiénpara resolver empates en el puntaje de priorización entre dos o más pacientes, en los caos en que el principio vida- completa, no sea definitivo, pues los médicos tendrán que decidir entre quien vive o muere, incluso pasando por alto el principio del orden de llegada.
Entre toda la palabrería que se incluye en la guía bioética destacan las categorías de edad propuestas son: 0-12, 12-40, 41- 60, 61-75, y +75, que en opinión del Consejo de Salubridad General al combinarse con el principio de vidas-por-completarse es injustamente discriminatorio hacia los adultos mayores.
Solo queda preguntar que es lo que pasará si los adultos mayores del gabinete que integra al gobierno federal –incluído el presidente– se contagiaran con el COVID-19. ¿Les negarán la atención y los enviarán a su casa con un par de aspirinas esperando que el azar los salve de la vida o la muerte?
Francisco J. Siller
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