Agencias/InsurgentePress/Ciudad de México.- Cambridge Analytica sin dudas ha impactado en el mundo de la política y esquemas de hacer campaña para alcanzar el poder.
Política y sociedad son dos caras de una misma moneda. El gobierno, un apéndice social. Las campañas para llegar al disputado sillón presidencial han sido objeto de modernización, globalización y digitalización, con el uso de las redes sociales, aunque algunos métodos repudiables no caen en desuso por brindar buenos resultados electoralistas.
Surge una forma distinta de hacer política, después del escándalo de las elecciones presidenciales de 2016, en Estados Unidos, esto acrecienta la brecha humana entre ciudadano y político, distanciándolos aún más. En el escenario digital aparece la empresa Cambridge Analytica, que formó parte del comité de campaña electoral del actual Presidente estadounidense Trump, comprando datos personales, principalmente a Facebook, de millones de sus usuarios. Según el periódico Telegraph, Twitter también habría vendido información permitiendo el acceso público de datos, en el lapso de un día, en 2015.
El escándalo digital del país del norte no solo impactó en su tierra, sino que también otras naciones se vieron involucradas, entre ellas Alemania y Reino Unido los más afectados, y países con menor impacto escandaloso han sido Italia, Francia, España, Rumania, Holanda, Portugal, Bélgica, Suecia y otros de la Unión Europea.
Tras el pedido de quiebre de la consultora británica Cambridge Analytica, y sus asociadas SCL Group y SCL Elections, ha generado un creciente descontento social en clara violación a la ley de protección de datos tanto de Estados Unidos como de la Unión Europea, puesto que se emplearon datos “psicográficos” para reconocer e influir al votante, persuadiéndolo a elegir un candidato por medio de la publicidad visible en el feed de noticias en la red social Facebook.
Una de las consecuencias inmediatas, sobre el escándalo, es la desconfianza en el uso de las redes sociales por parte del conjunto social quien percibe las prácticas engañosas, de una clase política sin proyectos de desarrollo y crecimiento, en los debates de campaña electoral y publicidad online, solo para entregar el voto a quienes lo solicitan en una elección democrática, que irónicamente carece del acto democrático.
La segunda consecuencia es el crecimiento sostenido de los monopolios en las redes sociales, cuanto más concentrado está el poder de decisión, más fácil es persuadir a los grupos sociales. Antes de 2014, en internet, cientos de empresas competían entre sí para ganar la confianza de un cliente, y después de 2014, unas pocas empresas digitales concentran el poder y se reparten los clientes: Facebook, Google, Microsoft, Amazon y otras.
Otra es la conciencia de identidad, ésta implica la revalorización del conjunto de datos personales por parte del hombre social, tales como gustos, intereses, opinión, orientación política y otras, y que al proporcionar esta información existe un programa y un dispositivo encargados de recopilar los datos, entregados sin objeción alguna por su dueño, para ser vendido a una compañía, o a un nuevo candidato en las próximas elecciones. Cambridge Analytica impacta al mundo de la política en redes sociales.