The Éxodo/Por Luis Carlos Rodríguez González/Especial InsurgentePress/Ciudad de México.- José es un joven “dreamer” de 19 años que fue deportado por el gobierno de Estados Unidos hace algunas semanas. Arribó al Aeropuerto de la Ciudad de México y no hubo ninguna autoridad federal ni de la capital del país que lo recibiera, que lo orientara, que le ofreciera uno de los múltiples apoyos que presumen funcionarios se entregan a los mexicanos que regresan al país.
Con rasgos aún de adolescente, casi niño, caminó solo, más bien deambuló por las calles de la Ciudad de México y se enfrentó a la violencia de quienes pelean por una banca o un cartón para dormir.
“Mi mayor miedo cuando viví y dormía en las calles de la Ciudad de México era que me robaran o mataran”, dijo José quien vivió durante más de 15 años en California hasta que el gobierno y las políticas de Donald Trump lo enviaron de regreso a un país que no conoce.
José estuvo a punto de morir en las calles por una grave enfermedad que lo aquejo luego de su deportación. La Organización New Comienzos, que dirige Israel Concha, prácticamente lo rescató del abandono oficial.
Contrario al discurso del Jefe de Gobierno, Miguel Angel Mancera, quien en abril del 2017 declaró formalmente a la CDMX como “Ciudad Santuario” a fin de recibir a los migrantes que, de manera forzada, vuelven a territorio nacional.
“Se instruye a todas las dependencias de la administración pública de la Ciudad de México que modifiquen las reglas de operación de los programas sociales y servicios públicos que ofrecen a los habitantes, a fin de garantizar y facilitar el acceso a migrantes deportados y sus familias”, publicó Mancera en la Gaceta Oficial de la CDMX.
“Nosotros tendremos que decirle a nuestros migrantes que pueden regresar aquí a la ciudad y que nosotros vamos a trabajar con ellos. Esta ciudad se ha consolidado en tema de migración, como una ciudad ejemplo, como una ciudad de las que se llaman “ciudades santuario” para los migrantes, y nosotros tendremos que refrendar esta tarea y esta política en su momento”, aseveró Miguel Angel Mancera.
“Mancera asegura que no hay discriminación en la capital y presume la “Ciudad Santuario” pero tenemos una larga lista de testimonios de personas que están siendo discriminadas por autoridades de esta capital”, dijo Israel Concha, fundador de New Comienzos, una organización que apoya a migrantes deportados de Estados Unidos.
Efren, migrante, fue deportado de Estados Unidos en noviembre del 2017. Tampoco en el Aeropuerto de la CDMX por la llamada “Puerta N” no había ningún funcionario de Mancera, ni del gobierno de Enrique Peña. Fueron organizaciones no gubernamentales como Ameyal A.C. y a Deportados Unidos en la Lucha, quienes lo orientaron y le dieron hospedaje.
Dolores Unzueta, miembro de Ameyal A.C., comentó al respecto “recibimos a Efrén en el aeropuerto, una persona que tenía 27 años fuera de nuestro país, y que ya no cuenta con familia en la Ciudad de México. Lo entrevistamos y se queda con Deportados Unidos ya que el Gobierno de la Ciudad no cuenta con albergue para ellos y no ha entregado los apoyos para ayudarlos a recuperar sus derechos, tal como el de identidad, alimentación, seguridad personal, trabajo y salud”.
Efren vive hoy en un pequeño albergue, creado en un tapanco de la organización “Deportados Unidos en Lucha” que se mantienen gracias a un taller de serigrafía que diseña y vende playeras, gorras y tazas con leyendas en favor de los migrantes y en contra de las políticas de Donald Trump.
Asimismo vende ropa usada en las calles de la “Ciudad Santuario” para poder sobrevivir sin ningún tipo de apoyo del gobierno local, ni federal.
“A pesar de que dicen que la Ciudad de México iba ser “Ciudad Santuario” que se estableció en la Gaceta Oficial de la capital del país, 6 de abril del 2017, por lo que todos los funcionarios debían aceptar la constancia de repatriación para sacar licencias, para temas de salud, de trabajo. Pero eso no sucede”, lamentó Dolores Unzueta.
“Hay una fuerte discriminación hacia los deportados que llegan a México. Conocimos de un caso que tuvo que promover una queja ante Derechos Humanos porque la Delegación Iztacalco lo acusaba de ser guatemalteco y él no podía demostrar que era mexicano. Estuvo a punto de ser deportado”, recordó la integrante de Ameyal A.C.
Leticia Calderón Chelius, investigadora y académica del Instituto Mora, dijo que se puede seguir criticando al Gobierno de Donald Trump, diciendo que “es un ojete” pero lo que ocurre con las autoridades mexicanas, como en el caso de la Ciudad de México y Miguel Angel Mancera, es peor.
“Se presume que la Ciudad de México es una “Ciudad Santuario” y lo que tendría que estar haciendo Mancera es hacer un lla mado a las autoridades locales, a sus subordinados, para poner orden en este tema del desprecio y discriminación a los migrantes deportados. Eso es por ley”, apuntó la académica.
Ana Laura López, vivió 16 en Chicago. Fue deportada hace algunos meses y junto con otros retornados creó la organización “Deportados Unidos en la Lucha” que se mantiene con el taller de serigrafía y venta de playeras.
“No hay seguimiento en lo que pasa con los deportados y nos unimos para crear un grupo. Empezamos a ir al Aeropuerto, como los trasladaban, que no había nadie para recibirlos. Llegan tres aviones a la semana con 135 personas cada uno. Les damos un recibimiento cálido y solidario, por la ausencia de familia, les prestamos el teléfono, los acompañamos al Metro, que tramiten su acta de nacimiento o credencial de elector”, concluyó.
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