Redacción con agencias
Ciudad de México, 25 diciembre 2018.-Al menos 17 mil personas mueren cada año en México de forma prematura por efectos de la contaminación ambiental, de ellos mil 680 niños, informó el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda).
El director de la institución, Gustavo Alanís Ortega, explicó la víspera que la contaminación complica la salud de personas con enfermedades vinculadas a la calidad del aire que se respira, como asma o infección respiratoria aguda, y se lamentó de que no se haya logrado visibilizar la importancia de eliminar los contaminantes atmosféricos.
Estos, alertó, causan tantas muertes como la violencia y la inseguridad, y a pesar de todo lo que se proclama aún se requiere el impulso de políticas integrales en salud, transporte y medio ambiente que permitan frenar de forma eficaz la emisión de elementos contaminantes.
Es increíble y lamentable que al cabo de 30 años de implementar acciones para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, ozono y partículas suspendidas, la humanidad no ha logrado el objetivo de sanear al mundo en que vivimos, añade el informe del Cemda.
Alanís destacó que en la temporada invernal no sólo se incrementan los niveles de partículas suspendidas, las cuales dañan severamente la salud, también hay efectos adversos por el uso de juegos pirotécnicos que agravan la mala calidad del aire y generan desechos peligrosos que terminan en mares, ríos y bosques.
Sus advertencias coinciden con un informe sobre diagnóstico de calidad del aire y el derecho de niñas, niños y adolescentes al aire limpio, de Greenpeace México y la Red por los Derechos de la Infancia, el cual cita cifras de la Organización Mundial de la Salud de que cada año las muertes prematuras por contaminación del aire ascienden a tres millones en el mundo.
Los niños y adolescentes son los más vulnerables a este tipo de polución debido a que, entre otros factores fisiológicos, ‘respiran el doble de rápido (que una persona adulta) y tienen un sistema inmunológico que está en desarrollo, a lo que se suma que pasan buena parte del tiempo en espacios exteriores, por lo que están más expuestos.
La Dirección General de Monitoreo Atmosférico de Ciudad de México admite que durante temporada de intensos fríos (noviembre a febrero), la zona metropolitana del Valle de México es sensible a un alza importante en la concentración de las partículas suspendidas.
Ciudad de México está expuesta a la entrada de masas de aire polar que generan disminución de la temperatura, intensidad solar e incremento en la frecuencia y duración de las inversiones térmicas que concentran la polución en toda la zona, causa irritación, pero también una reducción de la función pulmonar, lo que complicaría males respiratorios y cardiovasculares.