De Primera Mano/Por Rodulfo Reyes/Villahermosa.- En lo que pudiera considerarse su último estertor antes de extinguirse, el PRI se alista para ser entregado al exgobernador Andrés Granier Melo, aunque se desconoce si este buscará la dirigencia del partido o tendrá el control a través de un tercero.
En una entrevista que concedió poco antes de las elecciones del 6 de junio, el entonces candidato a la presidencia municipal de Centro afirmó que si perdía, como sucedió, se retiraría de la política y solo ayudaría a su hijo Fabián, quien llegaría por la vía de la representación proporcional a la Cámara de Diputados local.
¿Por qué no cumple su palabra y se aleja del quehacer público después de décadas azarosas?
Al parecer no lo hace por –una vez más– salir en auxilio de su primogénito, que necesita de papá para su proyecto.
Granier Calles no será coordinador de la fracción parlamentaria del Revolucionario Institucional, como él quería: el cargo será para la cardenense Soraya Pérez Mungía, quien tiene más, pero más experiencia que el crío.
El químico ha hecho saber que como él logró 50 mil votos en Centro en los comicios de hace dos meses, que representa más de la mitad de las 85 mil papeletas que su partido logró en toda la entidad, el Revolucionario Institucional debe ser de él.
Fuentes enteradas aseguran que Granier Melo no está pidiendo la salida del presidente estatal, Dagoberto Lara Sedas, pero sí ha levantado la mano para cuando el de Huimanguillo decida irse.
“El granierismo es la corriente mayoritaria”, repiten a cada rato sus allegados.
¿Por qué el exmandatario no quiere soltar las amarras priístas?
Simple: Fabián está empecinado en que dentro de tres años va a buscar otro cargo de elección popular. Se infiere que iría por la alcaldía capitalina. Y de ahí que la familia requiera las estructuras partidistas.
Al margen de si tiene posibilidades o no Fabián, lo que debe destacarse es la ausencia de figuras en el tricolor: repetir el experimento de que sea el químico el que lleve las riendas equivale a enviar la señal de una ausencia de liderazgo del tamaño del mundo.
La debacle del PRI puede verse no solo con el hecho de que los Granier han decidido continuar asidos a él, sino en la defección de los pocos cuadros que le quedan en activo.
El partido que se ha beneficiado con este éxodo es el PVEM, cuyo dirigente formal, Miguel Vélez, blasonó en redes sociales su reciente reunión con el gobernador Adán Augusto López Hernández.
Este reportero está en condiciones de informar que priístas reconocidos y allegados al químico ya han emigrado al instituto bajo el control de Roberto Madrazo Pintado.
De tal suerte que en 2024 el verde tiene mayores posibilidades que el tricolor, toda vez que, como marca, posee menos rechazo.
El pastel al que aspira el ecologista es muy grande: en Tabasco no hay una organización política con nivel para convertirse en la auténtica oposición de la llamada ‘Cuarta transformación’.
PARA SU INFORMACIÓN…
DURANTE LA SEGUNDA ola de la pandemia, Tabasco llegó a tener hasta 497 casos registrados en un día. Hoy, en lo que va de la tercera ola, se han llegado a mil 245 contagios en 24 horas. Esto es, un aumento casi del 150 por ciento. Por fortuna los hospitales aún no logran la ocupación que tenían en el peor momento de la pandemia. Pero en las calles la gente como si nada. Un bar con música viva por el rumbo de un panteón privado sobre el periférico labora a reventar con jóvenes sin cubrebocas y mucho menos cumpliendo con la sana distancia.