Texto Periódico Marca/Londres.- La tierra de Roland Garros es la tierra de Rafael Nadal y la hierba de Wimbledon es de Rogrer Federer. El suizo se impuso este viernes a Nadal por 7-6(3), 1-6, 6-3 y 6-4 para plantarse en su duodécima final en un torneo que le ha encumbrado en ocho ocasiones. De hecho, sólo Martina Navratilova ganó más en ese césped. Espera Novak Djokovic, número uno y defensor de la corona.
Federer sabía que sus pocas opciones de victoria pasaban por ganar el primer set. A sus casi 38 años, no está para partidos a cinco mangas y de más de cuatro horas. Es el mayor talento de la historia del tenis pero su cuerpo no da para más.
El suizo se aplicó en tomar la delantera en el marcador. De hecho, fue el único que dispuso de una bola de ‘break’ antes de penetrar en la muerte súbita. Fue en el octavo juego y un revés se le quedó en la red. Antes se había escuchado desde la grada el famoso grito de “vamos” de su tío Toni, aterrizado para la ocasión desde Mallorca.
En el ‘tie break’, Nadal empezó dominando. Tuvo 2-3 y dos servicios. Roger sirvió mejor y dejó a su rival con tres puntos. Una demoledora derecha le daba la iniciativa. Los saques se estaban imponiendo a los restos y eso era una buena noticia para el tenista de Basilea.
Los intercambios largos terminaban en el lado del balear pero es que había muy pocos porque el ocho veces campeón en la hierba londinense ya se encargaba de ello. Acortaba los puntos al máximo. Esa era la única táctica válida para hacer frente a un ser físicamente superior y acostumbrado a construir los puntos.
The moment @rogerfederer reached his 12th #Wimbledon final… pic.twitter.com/AJrP3yYCns
— Wimbledon (@Wimbledon) 12 de julio de 2019
Era la primera vez en el torneo que el número dos mundial se encontraba en una situación tan adversa. Nick Kyrgios le había ganado una manga pero fue para igualar a uno el tanteo. La incógnita era saber si Roger sería capaz de mantener el ritmo.
El duelo entre los dos jugadores con más grandes títulos no estaba decepcionando a nadie. La grada estaba un poco más por Federer, inferior en los pronósticos por haber cedido 25 de los 39 precedentes entre ambos. El último de ellos fue en las semifinales de Roland Garros, sobre tierra. Pero es que la hierba es otra historia.
Federer tiene todos los récords posibles sobre el tapete verde, incluido el de más victorias totales, más triunfos en Wimbledon y la mayor recha de imbatibilidad. Que Nadal seguía en la pelea se vio porque en el segundo juego de la continuación se fabricó las dos primeras opciones de rotura.
No las pudo aprovechar, por la excelencia de su rival en el tenis de ataque. Y Roger contraatacaría después con dos opciones de ‘break’. Rafa las salvó con el corazón porque sabía que se le estaba marchando el partido.
Cambio de dinámica
En un duelo tan igualado cualquier pequeño detalle es un mundo. Del 2-1 para el helvético se pasó al 1-6. El porcentaje de primeros servicios de Federer había bajado. A Nadal le bastaba mantener su saque para igualar el resultado. Encadenaba ocho puntos seguidos.
Los errores no forzados del suizo se sucedían, en especial con el agujero que tiene en el revés a una mano. La brillantez del inicio había desaparecido. Rafa seguía al mismo nivel y su adversario lo había bajado y mucho.
El murmullo generalizado es que la semifinal se había acabado. Y eso que en el reloj Rolex de la central se veía empate a sets. La última palabra la tenía Roger y decidió ponerle emoción al tema. Volvió de la nada cuando parecía muerto y se colocó con 3-1 y saque.
Hasta tres bolas tuvo después Nadal para volver a la pelea por el set. Federer se agarró a la pista como si fuera un júnior. Peloteaba más que cuando era un veinteañero. La gente se volvía loca.
El español salvó una primera situación de máxima tensión con 4-1 y 15-40 en contra. Se mantuvo en pie. Cedería el tercer set pero el mal menor es que empezaría sacando en el cuarto.
Nadal perdería por segunda vez el saque nada más al empezar. El suizo se adelantaría por 3-1. El español salvaría las dos primeras pelotas de final con puntos al servicio. Era el noveno asalto. No quería rendirse sin luchar hasta la última gota. Así es él y por eso ha ganado tanto y ganará más.
El carácter ganador de Nadal
Le quedaba tanta adrenalina que iba corriendo a la silla de cambios, como si tuviera prisa para volver a competir. Es un competidor nato. Federer tuvo un remate ganador para la tercera pelota de victoria y falló estrepitosamente. Eso le dio una pelota de rotura a su adversario para el cinco iguales. Ver para creer. A la tercera tampoco fue la vencida para el helvético. A la cuarta, más de los mismo. Rafa estaba en modo pared. Sí cantó el triunfo Federer a la quinta.