Agencias, Ciudad de México.- El thriller neo-noir “Losing Alice” de Apple TV+, es una serie que sale de los estereotipos y pone a las mujeres protagonistas en una situación compleja.

Dos mujeres, un hombre y una película. Los elementos y su combinación en una ficción tal vez no sean los más novedosos. Pero en Losing Alice, esa conocida ecuación tiene un resultado original; una historia en la que dos mujeres impulsadas por su creatividad y sus deseos quedan envueltas en una trama tan misteriosa como compleja.

Creada, escrita y dirigida por Sigal Avin, la miniserie israelí Losing Alice, que se estrena hoy por Apple TV+, cuenta la historia de una directora de cine cuya carrera quedó en un segundo plano detrás del cuidado de sus pequeñas hijas y del desarrollo profesional de su marido, David, un reconocido actor. En un tren, Alice se encuentra con Sophie, una guionista joven y bonita que dice ser su mayor admiradora y que quiere que David protagonice el thriller erótico que ella escribió. Cualquiera que haya visto Extraños en un tren, de Alfred Hitchcock, puede imaginarse que este encuentro fortuito será un punto de quiebre en la vida de todos los involucrados. Pero a diferencia de la película del maestro del suspenso, en Losing Alice las dos fuerzas principales que entran en un loop de atracción y rechazo son femeninas. Y el deseo sexual está siempre en la superficie, explícito es su rol clave en la historia.

A lo largo de los ocho episodios de la miniserie, Alice recorre un camino de va del estancamiento a la liberación. Es un camino doloroso y complejo pero imposible de desandar una vez emprendido. La actriz israelí Ayelet Zurer se luce en una interpretación que va descubriendo capa por capa los deseos y ambiciones de Alice y lo que está dispuesta a pagar por cumplirlos.

Ayelet Zurer es conocida por su trabajo en películas de Hollywood como Munich, de Steven Spielberg, y El hombre de acero, de Zack Snyder, además de una extensa carrera en el cine y la TV israelíes, explica que para poder interpretar al personaje primero tuvo que identificar que Alice no está consciente de lo que le pasa al principio y luego, de a poco, se va dando cuenta.

A lo largo de los ocho episodios de la miniserie, Alice recorre un camino de va del estancamiento a la liberación. Es un camino doloroso y complejo pero imposible de desandar una vez emprendido. La actriz israelí Ayelet Zurer se luce en una interpretación que va descubriendo capa por capa los deseos y ambiciones de Alice y lo que está dispuesta a pagar por cumplirlos.

Ayelet Zurer es conocida por su trabajo en películas de Hollywood como Munich, de Steven Spielberg, y El hombre de acero, de Zack Snyder, además de una extensa carrera en el cine y la TV israelíes, explica que para poder interpretar al personaje primero tuvo que identificar que Alice no está consciente de lo que le pasa al principio y luego, de a poco, se va dando cuenta.

La miniserie, que recuerda cierto cine francés como el de François Ozon, puede clasificarse como un neonoir, es decir, una nueva perspectiva sobre el género del policial negro, esas historias repletas de misterio, detectives que fuman y mujeres fatales. En Losing Alice no hay detectives en el sentido clásico, pero sí hay misterio y una versión aggiornada de la mujer fatal. Seductora y peligrosa son palabras que describen a Sophie, la joven guionista cuyo pasado y motivaciones eluden y confunden a Alice y al espectador.

“Creo que hay dos claves para interpretar al personaje -dice Lihi Kornowski, quien interpreta a Sophie, en una charla compartida con su compañero de elenco, Gal Toren-. Una es que no hoya que juzgar demasiado y sacar todo lo que tengas para afuera. La otra es ese secreto con el que carga todo el tiempo: qué quiere, por qué hace tal cosa. Este secreto es clave y fue muy importante para mí entenderlo, porque si voy a actuar solo la libertad, lo divertido y lo sexy, lo misterioso no se ve y tenés que saber que ella carga con eso”.

La química entre la joven actriz y Zurer fue otro punto fundamental para Avin cuando eligió a ambas para estos roles que demandan muchos estados y sentimientos diferentes a lo largo de la serie. El triángulo protagónico se completa con David, el marido de Alice y protagonista de la película dentro de la película.

“Casi que era el único tipo que andaba por ahí -dice Toren, riéndose-. Fue extremadamente especial y único ver algo en lo que no hay tiene intervención masculina contra la creación. Vi cosas, escuché conversaciones sobre ropa y otros temas, pero más que nada se trata de una creación puramente femenina sobre la creatividad, la forma de lidiar con el poder, el deseo, la culpa, el odio, la envidia, la atracción y el sexo. Me voló la cabeza. Solo quise mantenerlo así, no interferir, solo observar”.

La perspectiva femenina de la que habla el actor está presente en toda la serie, desde el retrato de la maternidad hasta la forma en la que una mujer ocupa su lugar como jefa en un grupo de trabajo en su mayoría masculino. Pero, sobre todo, en la complicada relación entre Alice y Sophie. “Después de ver la serie me di cuenta qué importante que era el rol de Sigal como directora porque creo que nadie más, especialmente, no un hombre, retrataría de forma tan delicada la dinámica que las mujeres tiene entre ellas y con ellas mismas”, comenta Kornowski.

Las escenas de sexo de la serie, algunas muy audaces, también presentan una perspectiva distinta a la que la mirada masculina tiene acostumbrado al público. Aunque, según el actor, esto se debe en particular a la forma en la que Avin diseñó estas escenas: como una danza. “Trabajamos como bailarines y cuando llegó el momento de interpretarlas, eran solo los sentimientos, la psicología, la adrenalina y la excitación. Verlas fue una experiencia fuerte y me sorprendió lo que le sucede a esos personajes en ese momento y a nosotros como actores”.

Las escenas de sexo de la serie, algunas muy audaces, se coreografiaron como danza. “Trabajamos como bailarines”, explica el actor Gal Toren, que compone a David, un lado de este cuadrilátero amoroso Crédito: Apple TV

Tanto Kornowski, que es cantante de ópera, como Toren, que es compositor y cantante, coinciden en que su experiencia como músicos enriquece sus interpretaciones. “Creo que es lo mismo: sacar cosas para afuera e incorporar otras -dice el actor-. Y cuando te toca otro músico como compañero de actuación es como que ambos usamos las mismas herramientas y el mismo órgano para respirar”.

La creatividad y cómo mantenerla viva es uno de los temas centrales de Losing Alice. La necesidad de la protagonista de recuperarla implica la sensación de que la perdió a través de los años en los que puso el foco sobre otras cuestiones, domésticas y familiares, que parecen haber adormecido sus instintos creativos. “Cuanto más madurás, ganás experiencia y profundidad -dice Avin sobre su experiencia con respecto a la creatividad-. Pero también podés caer en un lugar de comodidad y estancamiento; es más difícil cambiar las cosas y creo que tenés que empujarte a vos misma y no estancarte. Yo le temo a la comodidad, no entiendo a la gente que la busca. No podés estar demasiado cómoda, algo siempre tiene que estar al filo del peligro. Tenés que tener hambre de ciertas cosas y ser un poco curiosa, para poder usar esas profundidades y experiencias que acumulaste a través de los años. Sino te encontrás haciendo siempre lo mismo, tal vez te pagan bien y es más fácil seguir con eso. Pero siento que hay que cambiar todo el tiempo e intentar llegar a un nuevo lugar. Tenés que sentir un poco de miedo”.

Alice sigue el mandato de su creadora y se asoma al precipicio, arriesgando su matrimonio, la armonía familiar y hasta su moral, para convertirse en una nueva versión de ella misma.

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