Agencias, Ciudad de México.- Israel anunció que cortará su suministro de electricidad a Gaza, en medio de intentos israelíes de presionar a Hamás para que acepte una extensión de la primera fase del alto al fuego.

Los efectos completos de esta medida no son inmediatamente claros, pero las plantas de desalinización del territorio dependen de la energía para producir agua potable.

El grupo miliciano Hamás desestimó la última amenaza del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y reiteró que sólo liberará a los rehenes israelíes que quedan a cambio de un alto el fuego duradero en la Franja de Gaza.

Israel ha frenado la entrada de todos los alimentos y otros bienes a Gaza, en un eco del asedio que impuso en los primeros días de su guerra con Hamás. Naciones Unidas y otros proveedores de ayuda humanitaria están criticando fuertemente la decisión y la califican como una violación del derecho internacional.

“Una herramienta de extorsión”, sostuvo el Ministerio de Relaciones Exteriores de Arabia Saudí. “Un acto imprudente de castigo colectivo”, afirmó Oxfam. El mediador clave, Egipto, acusó a Israel de utilizar “el hambre como arma”.

El hambre ha sido un problema a lo largo de la guerra para más de dos millones de personas en Gaza, y algunos expertos en ayuda habían advertido sobre una posible hambruna. Ahora hay preocupación por perder el progreso que los expertos informaron durante las últimas seis semanas de un alto el fuego.

Hamás acusó a Trump y al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu de intentar eludir el acuerdo de alto el fuego que alcanzaron en enero. El pacto prevé negociaciones sobre una segunda fase de la tregua en que los rehenes serán liberados a cambio de más prisioneros palestinos, un alto el fuego permanente y una retirada israelí de Gaza.

El portavoz de Hamás, Abdel-Latif al-Qanoua, afirmó que el “mejor camino para liberar a los rehenes israelíes restantes” es a través de negociaciones sobre esa fase, que se suponía que comenzarían a principios de febrero. Hasta ahora sóolo se han llevado a cabo conversaciones preparatorias limitadas.

Donal Trump emitió lo que llamó una “última advertencia” a Hamás tras reunirse con ocho antiguos rehenes. La Casa Blanca, por su parte, confirmó que había mantenido contactos directos sin precedentes con el grupo armado, al que Israel y los países occidentales consideran una organización terrorista.

“Liberen a todos los rehenes ahora, no después, y devuelvan inmediatamente todos los cuerpos de las personas que asesinaron, o se acabó para ustedes”, escribió Trump en su plataforma Truth Social. “¡Sólo las personas enfermas y retorcidas guardan cuerpos, y ustedes son enfermos y retorcidos!”.

Tanto Israel como Hamás tienen una arraigada costumbre de retener los restos de sus adversarios para intercambiarlos en canjes de rehenes y prisioneros.

El enviado de EEUU describe las conversaciones con Hamás

La Casa Blanca confirmó la sorprendente noticia de conversaciones directas de Estados Unidos con Hamás.

El enviado Adam Boehler declaró a CNN que “creo que podrías ver algo como una tregua a largo plazo, donde perdonamos a los prisioneros, donde Hamás depone las armas, donde acuerdan que no son parte del partido político en el futuro. Creo que esa es una realidad. Está muy cerca”.

Cuando se le preguntó si volvería a hablar con el violento grupo palestino, Boehler respondió: “Nunca se sabe”.

Agregó: “Creo que algo podría concretarse en unas semanas”, y expresó su esperanza por un acuerdo que vería a todos los rehenes liberados, no solo a los estadounidenses.

Hamás no mencionó sus conversaciones con Estados Unidos, pero reiteró su apoyo a una propuesta para el establecimiento de un comité independiente de tecnócratas que administre Gaza hasta que los palestinos celebren elecciones presidenciales y legislativas.

Ese comité trabajaría “bajo el paraguas” de la Autoridad Palestina, con sede en Cisjordania ocupada. Israel ha rechazado que la Autoridad Palestina tenga algún papel en Gaza, pero no ha presentado una alternativa para el gobierno posterior a la guerra.

En su ataque del 7 de octubre del 2023, Hamás mató a alrededor de 1,200 personas, en su mayoría civiles, dentro de Israel y tomó a 251 como rehenes. La mayoría ha sido liberada en acuerdos de alto al fuego u otros arreglos.

La ofensiva militar de Israel ha matado a más de 48,000 palestinos en Gaza, en su mayoría mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de Gaza, que no indica cuántos de los muertos eran combatientes.

Ahora, con el corte de todos los suministros a Gaza, los palestinos informan de aumentos bruscos de precios para los artículos en disminución a medida que crecen nuevamente los temores, en medio del mes sagrado musulmán de Ramadán.

“Desde que comenzó el alto el fuego, la situación ha mejorado un poco. Pero antes de eso, la situación era muy mala”, expresó Fares al-Qeisi en la ciudad sureña de Jan Yunis. “Te juro por Dios, uno no podía satisfacer el hambre”.

La semana pasada, Israel interrumpió todos los suministros de bienes al territorio de más de dos millones de personas, en un eco del asedio que impuso en los primeros días de su guerra con Hamás. Busca presionar al violento grupo palestino a que acepte una extensión de la primera fase de su alto al fuego. Esa fase terminó el fin de semana pasado. Israel quiere que Hamás libere a la mitad de los rehenes restantes a cambio de una promesa de negociar una tregua duradera.

Hamás, en cambio, desea iniciar negociaciones sobre la segunda fase más difícil del alto al fuego, que implicaría la liberación de los rehenes restantes, la retirada de las fuerzas israelíes y una paz duradera. Se cree que Hamás tiene 24 rehenes vivos y los cuerpos de 35 más.

El grupo palestino —que ha advertido que cortar los suministros a Gaza también afectaría a los rehenes— declaró que concluyó la última ronda de conversaciones sobre el alto al fuego con mediadores egipcios sin cambios en su posición, pidiendo un inicio inmediato de la segunda fase.

Israel, por otra parte, anunció que enviará una delegación a Qatar “en un esfuerzo por avanzar en las negociaciones” en torno al alto al fuego.

Israel había advertido cuando detuvo todos los suministros que el agua y la electricidad podrían ser los siguientes. La nueva carta del ministro de energía de Israel a la Corporación Eléctrica le indica que detenga la venta de energía a Gaza.

El territorio costero y su infraestructura han sido en gran medida devastados por la guerra, y se utilizan generadores y paneles solares para parte del suministro de energía. El corte de electricidad también podría afectar las bombas de agua y el saneamiento.

Israel ha enfrentado críticas agudas por cortar los suministros a Gaza. “Cualquier bloqueo de necesidades básicas para los civiles puede equivaler a un castigo colectivo”, advirtió la oficina de derechos humanos de las Naciones Unidas.

La Corte Penal Internacional sostuvo que había razones para creer que Israel había utilizado “el hambre como método de guerra” cuando emitió una orden de arresto contra el primer ministro Benjamin Netanyahu el año pasado. La acusación también es central en el caso de Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia, que acusa a Israel de genocidio.

Israel ha negado las acusaciones. Afirma que ha permitido la entrada de suficiente ayuda y culpa a la escasez de lo que llama la incapacidad de la ONU para distribuirla. También acusó a Hamás de desviar la ayuda.

El alto al fuego ha pausado los combates más mortales y destructivos entre Israel y Hamás, provocados por el ataque liderado por Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023. La primera fase permitió el regreso de 25 rehenes vivos y los restos de ocho más a cambio de la liberación de casi 2,000 prisioneros palestinos.

Las fuerzas israelíes se han retirado a zonas de amortiguamiento dentro de Gaza, cientos de miles de palestinos desplazados han regresado al norte de Gaza por primera vez desde el inicio de la guerra y cientos de camiones de ayuda entraron por día hasta que Israel suspendió los suministros.

Israel corta ayuda a Gaza para presionar

Israel enfrenta fuertes críticas después de que detuvo la entrada de todos los bienes y suministros hacia la Franja de Gaza y advirtió sobre “consecuencias adicionales” si Hamás no acepta una nueva propuesta para una extensión de un frágil alto el fuego,

Egipto y Qatar, los dos principales mediadores, acusaron a Israel de violar las leyes humanitarias al usar el hambre como arma.

Durante la primera fase del alto el fuego se registró un marcado incremento en el ingreso de ayuda humanitaria después de varios meses de deterioro en las condiciones de hambruna en el territorio. Horas después de que la primera etapa llegó a su fin, Hamás acusó a Israel de tratar de obstaculizar la siguiente fase, y señaló que la decisión de suspender el ingreso de asistencia es “un crimen de guerra y un ataque flagrante” contra una tregua que tomó un año de negociaciones antes de entrar en vigor en enero.

En la segunda fase, Hamás podría liberar a decenas de rehenes restantes a cambio del retiro de las fuerzas israelíes de Gaza y un alto el fuego duradero. Las negociaciones sobre la segunda fase debían comenzar hace un mes.

Israel declaró que una nueva propuesta presentada por Estados Unidos extiende el cese del fuego de la primera etapa durante todo el Ramadán —el mes sagrado para los musulmanes que empezó el fin de semana — y la pascua judía, la cual concluye el 20 de abril.

De acuerdo con esta propuesta, Hamás liberaría a la mitad de los rehenes en el primer día y al resto una vez que se alcance un acuerdo sobre un alto el fuego permanente, dijo el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. El grupo miliciano mantiene actualmente a 59 rehenes, 35 de los cuales se cree que están muertos.

Estados Unidos no comentó de inmediato. Netanyahu dijo que Israel está en completa coordinación con Washington y que el alto el fuego solo continuará mientras Hamás siga liberando rehenes.

Asegurando que el cese del fuego ha salvado incontables vidas, el Comité Internacional de la Cruz Roja afirmó que “cualquier desmoronamiento del impulso creado en las últimas seis semanas corre el riesgo de sumir a la gente de nuevo en la desesperación”.

El jefe humanitario de Naciones Unidas, Tom Fletcher, calificó la decisión de Israel de “alarmante”, señalando que la ley humanitaria internacional deja en claro que se debe permitir el ingreso de asistencia. La organización médica MSF acusó a Israel de utilizar la ayuda como un instrumento de negociación, lo cual calificó de “inaceptable” e “indignante”.

Cinco grupos no gubernamentales solicitaron a la Corte Suprema de Israel una orden provisional que prohíba al Estado impedir la entrada de ayuda a Gaza, argumentando que la medida es una violación a las obligaciones de Israel en virtud de la ley internacional: “Estas obligaciones no pueden estar condicionadas a consideraciones políticas”.

La guerra ha dejado a la mayor parte de los 2 millones de habitantes de Gaza dependientes de la ayuda internacional. Alrededor de 600 camiones con ayuda humanitaria han entrado en Gaza a diario desde el inicio del alto el fuego el 19 de enero, aliviando los temores de hambruna que plantearon expertos internacionales.

Pero los residentes indicaron que los precios se duplicaron a medida que se difundió la noticia del cierre.

Desde el destruido campamento de refugiados urbano de Jabaliya, Fayza Nassar dijo que la medida empeorará las ya terribles condiciones.

“Habrá hambruna y caos”, lamentó.

Hamás ha advertido que cualquier intento por retrasar o cancelar el acuerdo actual de cese el fuego tendría “consecuencias humanitarias” para los rehenes. Reiteró que la única forma de liberarlos era implementando el acuerdo existente.

Las familias de los rehenes aplicaron nueva presión sobre el gobierno de Israel.

“No se puede posponer la negociación sobre el acuerdo para la liberación de todos ”, dijo Lishay Miran-Lavi, esposa del rehén Omri Miran. “Los rehenes no tienen tiempo para esperar por el acuerdo ideal”.

Israel impuso un asedio a Gaza en los primeros días de la guerra y solo lo relajó bajo presión de Estados Unidos. Las agencias de la ONU y grupos de ayuda acusaron a Israel de no facilitar suficiente ayuda durante los 15 meses de guerra.

La Corte Penal Internacional indicó que había razones para creer que Israel había utilizado “el hambre como método de guerra”, cuando emitió una orden de arresto contra Netanyahu el año pasado. La acusación también es crucial en el caso que presentó Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia en el que acusa a Israel de genocidio.

Israel ha negado las acusaciones y afirma que ha permitido el paso de suficiente ayuda y culpó de las carencias a lo que dijo era la incapacidad de la ONU para distribuirla. También acusó a Hamás de desviar la ayuda —señalamiento que Netanyahu repitió.

Kenneth Roth, el exjefe de Human Rights Watch, dijo que, como potencia ocupante, Israel tiene un “deber absoluto” de facilitar la ayuda humanitaria bajo las Convenciones de Ginebra, y calificó la decisión de Israel como “una reanudación de la estrategia de hambre como crimen de guerra” que llevó a la orden de la CPI.

La guerra comenzó cuando milicianos encabezados por Hamás irrumpieron en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023, mataron a unas 1,200 personas, en su mayoría civiles, y tomaron 251 rehenes.

La ofensiva israelí ha matado a más de 48,000 palestinos, según el Ministerio de Salud de Gaza. Señala que más de la mitad de los muertos eran mujeres y niños. Su conteo no especifica cuántos de los muertos eran combatientes.

El bombardeo y las operaciones terrestres israelíes redujeron a escombros grandes extensiones del territorio y desplazaron a aproximadamente el 90% de la población.

Plan de reconstrucción para segunda fase

Se cree que Hamás aún tiene 24 rehenes vivos capturados en el ataque del 7 de octubre de 2023, que desencadenó la guerra, incluyendo al israelí-estadounidense Edan Alexander. También retiene los cuerpos de 34 personas que fueron asesinadas en el ataque inicial o murieron en cautiverio, así como los restos de un soldado muerto en la guerra de 2014.

Hamás liberó a 25 rehenes israelíes y los cadáveres de ocho más a cambio de casi 2,000 prisioneros palestinos en la primera fase del alto el fuego, que duró 42 días y finalizó con muchas críticas de ambos lados.

Israel apoya lo que dice es un nuevo plan de Estados Unidos para la segunda fase, en que Hamás liberaría la mitad de los rehenes restantes de inmediato y el resto cuando se negocie un alto el fuego permanente. Hamás ha rechazado la propuesta y reitera que se atiene al acuerdo firmado en enero.

Israel ha cortado la entrega de alimentos, combustible, medicinas y otros suministros a los aproximadamente dos millones de palestinos en Gaza en un intento de presionar a Hamás para que acepte el nuevo arreglo. Ha amenazado con “consecuencias adicionales” si Hamás no reanuda la liberación de rehenes.

No está claro si las conversaciones entre Estados Unidos y Hamás han avanzado. El gobierno de Trump ha prometido apoyo total a los principales objetivos de guerra de Israel de devolver a todos los rehenes y erradicar a Hamás, lo que puede ser incompatible.

Las conversaciones directas entre Estados Unidos y Hamás podrían dificultar que Israel reanude la guerra, según Mkhaimar Abusada, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Al-Azhar de Gaza, quien actualmente se encuentra en Egipto.

“El gobierno estadounidene actual está tratando de evitar un regreso a la guerra en Gaza de todas las formas posibles”, dijo.

El jefe humanitario de Naciones Unidas emitió una advertencia grave sobre cómo los recortes de fondos de Estados Unidos a la ayuda extranjera han dado un “golpe mortal a nuestro trabajo para salvar vidas”.

Tom Fletcher advirtió al Consejo de Seguridad de la ONU sobre los diversos desafíos que enfrentan los trabajadores humanitarios en el terreno en Yemen y otras áreas del mundo.

“Por supuesto, corresponde a los países individuales decidir cómo gastar su dinero. Pero es la rapidez con la que se ha cerrado tanto trabajo vital lo que se suma a la tormenta perfecta que enfrentamos”, explicó Fletcher, agregando que ha pedido a los socios que proporcionen listas de áreas donde tienen que recortar.

Egipto anunció que organizará una conferencia internacional para recaudar fondos para un plan de reconstrucción de Gaza propuesto esta semana en la Cumbre Árabe en El Cairo. No se anunció una fecha.

La conferencia, en cooperación con Naciones Unidas, asegurará compromisos financieros para el plan quinquenal de 53,000 millones de dólares, de acuerdo con el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Egipto, Tamim Khallaf.

Funcionarios egipcios y árabes también recorrerán capitales clave, incluyendo Washington, para promover más detalles, dijo Khallaf, agregando que Egipto cree que es un “plan viable y realista” en interés de todos los socios.

Los milicianos liderados por Hamás mataron a unas 1,200 personas, en su mayoría civiles, en el ataque del 7 de octubre y tomaron un total de 251 rehenes. La mayoría ha sido liberada en acuerdos de alto el fuego u otros arreglos. Las fuerzas israelíes han rescatado a ocho rehenes vivos y recuperado los cadáveres de decenas más.

La ofensiva militar de Israel ha matado a más de 48,000 palestinos, en su mayoría mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de Gaza, que no indica cuántos de los muertos eran milicianos. Israel afirma haber matado a más de 17,000 combatientes, sin proporcionar pruebas.

El año pasado, la Corte Penal Internacional señaló que había razones para creer que Israel había utilizado “el hambre como método de guerra” cuando emitió una orden de arresto contra Netanyahu. La acusación también es central en el caso de Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia, que acusa a Israel de genocidio.

Kenneth Roth, exdirector de Human Rights Watch, subrayó que Israel, como potencia ocupante, tiene un “deber absoluto” de facilitar la ayuda humanitaria bajo las Convenciones de Ginebra, y calificó la decisión de Israel como “una reanudación de la estrategia de hambre como crimen de guerra” que llevó a la orden de la CPI.

La ofensiva destruyó amplias extensiones de Gaza y desplazó a la mayor parte de su población. Cientos de miles de personas viven en tiendas de campaña, escuelas convertidas en refugios o edificios dañados por la guerra, y la población depende de la ayuda internacional.

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