Agencias, Ciudad de México.- En el primer día de su gobierno, el presidente electo de Estados Unidos Joe Biden planea revelar un amplio proyecto de ley de inmigración con el que espera ofrecer a unos 11 millones de personas que viven de manera ilegal en el país una vía de ocho años para naturalizarse: un giro de 180 grados respecto a las duras políticas de inmigración implementadas por el gobierno del presidente saliente, Donald Trump.
Se prevé que el proyecto de ley sea presentado luego de que Biden preste juramento el miércoles, de acuerdo con una persona familiarizada con la medida y quien pidió hablar bajo condición de anonimato para hablar de ella.
La iniciativa coloca a Biden en camino para cumplir con una promesa clave de campaña que para es importante para los votantes latinos y de otras comunidades de inmigrantes, tras cuatro años de las políticas restrictivas y las deportaciones en masa del gobierno de Trump.
La propuesta contempla una de las vías más rápidas para obtener la ciudadanía estadounidense para quienes viven en el país sin ningún tipo de estatus legal en los últimos años, pero no incluye el tradicional compromiso de una mayor seguridad fronteriza favorecida por muchos republicanos, lo que pone en duda que vaya a ser aprobada en el Congreso.
Como candidato, Biden dijo que las acciones de Trump sobre la inmigración eran un “ataque implacable” contra los valores estadounidenses y afirmó que “desharía el daño” al tiempo que mantendría la frontera bien vigilada.
Bajo la propuesta, quienes hayan vivido en Estados Unidos hasta el 1 de enero de 2021 sin un estatus legal tendrían una vía de cinco años hacia un estatus legal temporal, o una tarjeta de residencia permanente, si aprueban las revisiones de antecedentes, pagan impuestos y cumplen con otros requerimientos básicos. A partir de ese punto, les queda un camino adicional de tres años para naturalizarse, si deciden hacerlo.
Para algunos inmigrantes, el proceso sería más rápido. Los llamados “dreamers”, que son los jóvenes que llegaron a Estados Unidos de manera ilegal siendo niños, así como los trabajadores agrícolas y la gente bajo el Estatus de Protección Temporal, podrían calificar para obtener la tarjeta de residencia permanente, también conocida como green card, si están trabajando, estudiando o cumplen con otros requisitos.
El proyecto de ley no es tan amplio como la última reforma de inmigración propuesta cuando Biden era vicepresidente durante el gobierno de Barack Obama.
Por ejemplo, no incluye un elemento de seguridad fronteriza robusto, sino que requiere la elaboración de estrategias. Tampoco crea ningún programa nuevo de trabajadores temporales u otros programas de visado.
Sí aborda alguna de las causas de la migración desde Centroamérica hacia Estados Unidos y proporciona subsidios para el desarrollo de la fuerza del trabajo y aprendizaje del idioma inglés.
Está previsto que Biden tome acciones ejecutivas rápidas para revertir otras acciones de inmigración de Trump, como poner fin a las restricciones impuestas a la llegada de personas de varios países predominantemente musulmanes.
Durante las elecciones primarias demócratas, Biden dijo en repetidas ocasiones que la acción en torno a la inmigración sería una de sus prioridades desde el “primer día” de su presidencia y dijo la variedad de poderes ejecutivos que podría invocar para revertir las políticas de Trump.
Aliados de Biden e incluso algunos republicanos han identificado la inmigración como un tema importante donde el nuevo gobierno podría encontrar puntos en común con el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell y con suficientes senadores del Partido Republicano para evitar el estancamiento que se ha vivido en los gobiernos de ambos partidos durante décadas.
Ese tipo de victoria importante, aunque incluya ceder en algunas cosas, podría ser fundamental mientras Biden busca triunfos legislativos en un Congreso estrechamente dividido, donde es casi seguro que los republicanos se opondrán a otras prioridades de Biden que involucren retirar algunos de los recortes fiscales implementados en 2017 o el aumento del gasto federal.
Cuando era candidato, Biden llegó a decir que el gobierno de Obama fue demasiado lejos en sus deportaciones enérgicas.
Biden iniciaría mandato sin gabinete de seguridad nacional
El gabinete de seguridad nacional del presidente electo de Estados Unidos Joe Biden podría estar desierto el primer día de su presidencia, pero una serie de audiencias de confirmación en el Senado en la víspera de su juramentación indica que esa situación podría no prolongarse durante mucho tiempo.
Si bien parece difícil que los titulares del Departamento de Estado, el Pentágono, Seguridad Nacional y los servicios de inteligencia sean confirmados antes de que Biden preste juramento el miércoles al mediodía, esto podría suceder en los próximos días.
El día que asume el nuevo presidente, lo habitual es que el Senado confirme algunos postulados, en particular el secretario de Defensa, pero persiste rencor porque los demócratas provocaron algunas demoras al asumir Donald Trump hace cuatro años, salvo la confirmación de James Mattis en el Pentágono. A eso se suman el juicio político de Trump y la extraordinaria presencia militar en Washington ante el temor a la violencia de la extrema derecha.
La confirmación de su equipo de seguridad nacional es de alta prioridad para Biden, no sólo porque espera anular o modificar rápidamente medidas del gobierno de Trump sino porque algunos problemas diplomáticos, militares y de inteligencia en diversos lugares del mundo podrían crearle dificultades en el inicio de su mandato.
El nombramiento más polémico podría ser el de Lloyd Austin, un general del ejército recientemente retirado, para dirigir el Pentágono. Austin no sólo necesita la confirmación del Senado sino también una exención de ambas cámaras porque su retiro data de hace apenas cuatro años, cuando la ley requiere un período de espera de siete. Sería el primer secretario de Defensa negro.
Otros a conformar son Alejandro Mayorkas en Seguridad Nacional; Antony Blinken en el Departamento de Estado; Avril Haines en inteligencia nacional —quien sería la primera mujer que dirija esa agencia— y Janet Yellen en el Tesoro.
Austin declara en las próximas horas ante la comisión de las Fuerzas Armadas del Senado, pero el panel no podrá votar antes de que reciba la exención. Previsiblemente tendrá el apoyo de los republicanos, además de los demócratas.
El futuro gabinete de Biden indica el regreso a un enfoque tradicional de la gobernanza, basado en personalidades de larga trayectoria y conocimientos, además de fuertes relaciones en Washington y las capitales globales.