Redacción InsurgentePress/Ciudad de México.- La pandemia ha oscurecido el ambiente con cierto aire fúnebre dentro y fuera de hospitales que suman con aflicción las dígitos que alcanzaron dos mil 961 muertos y 29 mil 616 contagiados de COVID-19 en el País, hasta este 7 de mayo.
Un día tras otro los funcionarios del sector Salud ofrecen una conferencia de prensa en Palacio Nacional a manera de cortejo en el que desgranan las números de la desgracia que trajo consigo un virus que ha silenciado a base de golpes letales el bullicioso de las urbes hasta los rincones con menos densidad de habitantes en México.
El COVID-19 lleva de un lado a otro malas noticias en medio del movimiento, desorden y dramatismo de los ciudadanos que siguen en la búsqueda de culpables para endosar el dolor una vez que el virus los lleva enredados al valle de la muerte.
Los hospitales han empezado a resentir el peso del contagio en pleno corazón del País. Las imágenes del personal médico cubiertos de pies a cabeza no reflejan la ausencia de muerte ni cura para garantizar una pronta recuperación para aquellos que ingresan en busca de un aire de vida.
Este jueves, las cifras han confirmado el mayor número de muertes con 257 y mil 982 casos positivos de COVID-19 en las últimas 24 horas en el País.
En conferencia de prensa en Palacio Nacional, José Luis Alomía director de Epidemiología de la Secretaría de Salud admitió que la Ciudad de México y Estado de México las regiones más pobladas registran el mayor número de contagios en el País.
Seguida de las regiones de Baja California puntos de intenso flujo de personas debido a su situación geográfica en la frontera con Estados Unidos.
Las autoridades de salud reportaron que al menos 68 mil 783 casos resultaron negativos y han estudiado a 117 mil 211 personas en el país.
De acuerdo con el reporte oficial al menos 6 mil 754 camas permanecen ocupadas, cifra que representa un 33 por ciento del total de la disponibilidad en hospitales del País.
Paralelamente, registran una ocupación de camas con ventilador del 27 por ciento a nivel nacional.
Las escenas siguen un mismo guión con parientes afligidos que atestan las puertas de los hospitales a la espera de reconocer en las puertas a un hijo, una madre, un padre, un abuelo, una esposa, un marido o un amigo. Nadie quiere escuchar la gravedad del virus ni terrible realidad de que el cuerpo ha sido depositado dentro de una bolsa oscura, en el corazón del País.
