Agencias/Foto- @fifacom_es/Ciudad de México.- Apareció sobre el césped con el partido resuelto, las cosas como son. Lo primero que hizo fue asistir a Llorente para el cuarto gol de su equipo. Lo segundo, rondar el propio con un disparo cruzado tras recibir un caramelo de Koke. Lo tercero, topar con el VAR (bienvenido a casa) cuando se disponía a lanzar el penalti que él mismo había forzado con un gran movimiento y que el colegiado sí había indicado. Lo cuarto, por fin, cabecear cruzado a la jaula un servicio de Llorente desde la derecha. Lo último, alojar en la portería a la segunda, y para el doblete particular, lo que el poste había negado a la primera. Aquí el Atlético, aquí Luis Suárez.

La enumeración anterior provoca en el hincha rojiblanco sensaciones difíciles de reflejar sin parecer un tanto grosero: la temporada será larga, sí, pero para empezar no está nada mal. Una escuadra acostumbrada a gestionar resultados cortos se despachó de salida con un Granada quizá más pendiente de Europa que de España, pero que en todo caso salió excesivamente malparado del Metropolitano. A última hora, por Suárez. Mucho antes, por Joao Félix. Muy bien acompañados los dos, eso sí, para una actuación coral a la que Simeone exigirá continuidad. Bueno es él para eso.

Hay que cuidar las tradiciones, así que el Atlético tardó un cuarto de hora en fallar su primer penalti del campeonato. Otra costumbre rojiblanca es que lo tire el primero que pasa por ahí, en este caso Saúl con Joao Félix o Diego Costa sobre el campo. Se estiró Rui Silva hacia la izquierda para neutralizar el disparo del rojiblanco y se le estropeó en cierto modo al Atlético lo que había sido un inicio liguero de lo más aparente, que en todo caso dio para ponerse por delante antes de la mencionada pena máxima.

La jugada había nacido por la izquierda, lo que produjo una desatención del Granada en el otro lado. Fue suficiente para que Correa la pusiera tensa de primera, justo a la cabeza de Costa. El argentino se había equivocado en sus cuatro o cinco primeras intervenciones, pero ya se sabe… él es así. Asistencia para la estadística. Porque Domingos Duarte había perdido la marca del punta local, así que el testarazo picado se convirtió en el primero de la tarde. Aunque un encuentro y un gol no resulten suficientes para asegurarlo, puede que la llegada de Luis Suárez nos devuelva también la mejor versión (o al menos una más potable) del que será su competencia directa por el puesto.

El Atlético se movía entonces y se movería toda la primera parte a las órdenes de Joao, travieso él. Simeone había diseñado un once con el luso como segundo punta, dos interiores ofensivos y Koke en el doble pivote. Si estaba amarrando, lo cierto es que no se notaba. En el otro lado Diego Martínez había movido notablemente su árbol, porque la botella medio llena cuenta que su Granada llegaba mucho más rodado, pero la medio vacía insiste en que podía pagar la exigencia física. Los datos, fríos ellos, aclaran que, mientras el rival se estrenaba, para la escuadra nazarí era el quinto partido oficial del curso.

Hubo, más allá del penalti marrado, dos razones para explicar la paulatina disolución rojiblanca: por un lado, la sucesión de accidentes que rompió cualquier ritmo, Savic cabeceando la cabeza de su compañero Felipe y Joao haciendo una chilena en la cara de Domingos; por otro, la irrupción de Luis Milla en el litigio. Desde la posición de ‘5’, pero con recorrido, aseó la hasta ese momento timorata versión de su equipo. El Atlético concedió varias faltas demasiado cerca de su área y en una de ellas permitió el remate desde cerca de Víctor Díaz. Desafortunadamente para el lateral visitante, la pelota tomó la dirección de Oblak. Pudo ser el empate, no lo fue. Al descanso, 1-0.

Pero tras el descanso, 2-0. Porque no se había roto a sudar de nuevo cuando el Atlético dibujo una jugada preciosa que iba saliendo mejorada de cada toque hasta que Joao le hizo un regalo a Correa. El 10 controló con la derecha, en lo que Foulquier pasaba de largo, para estamparla inapelable con la zurda. Gol para la estadística. Y para poner tierra por medio, ya de paso. Hubo un periodo valle ahí, en el que poco pasó y cuya duración puede medirse por la voluntad del portugués: a la que volvió a forzar, firmó el tercero. Otra vez con Correa en el guion: asistencia para la estadística… aunque Costa dejándola pasar resultara tanto o más decisivo.

El resto ya se contó. Apareció el uruguayo en un triple cambio que incluyó a Llorente y Thomas (luego aún tendrían minutos los míticos Lemar y Vitolo) y se desataron todas las furias que no se hubieran desatado ya. Molina firmó al menos el del honor. El Atlético conquista escaleras, ya veremos si corona montañas. Con Joao y con Suárez no habría que descartarlo.

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