Agencias /Ciudad de México.- Desde hace tiempo se sabe que algunas bacterias pueden sobrevivir en el espacio exterior, pero la hipótesis de que pueden sobrevivir a largos viajes espaciales no había sido confirmada hasta que un equipo de científicos japoneses ha llevado a cabo un experimento a bordo de la Estación Espacial Internacional.

El éxito del experimento se convirtió en un fuerte argumento a favor de la hipótesis de la panspermia, que sugiere que la vida podría haber llegado a la Tierra traída desde otro planeta, por ejemplo Marte, informa el portal científico Phys.org.

Los resultados del experimento de los científicos japoneses, de tres años de duración, mostraron que las colonias de bacterias Deinococcus pueden sobrevivir un vuelo de varios años en duras condiciones espaciales, según el estudio publicado en la revista Frontiers in Microbiology.

La teoría de la panspermia, controvertida durante mucho tiempo, implica que las bacterias sobrevivirían al largo viaje por el espacio exterior, resistiendo el vacío espacial, las fluctuaciones de temperatura y las radiaciones espaciales.

En 2018, un equipo de científicos de la Universidad de Tokio liderado por el doctor Akihiko Yamagishi, explorando la estratosfera descubrió que a una altitud de 12 kilómetros sobre la Tierra, pese a la potente radiación solar, sobrevive la bacteria Deinococcus, uno de los organismos más resistentes a la radiación en nuestro planeta.

Esta bacteria, que mide solo entre 1.5 y 3.5 nanómetros de diámetro, fue hallada en los años 1950 durante un experimento de esterilización de alimentos por medio de la radiación. La acción de la tenaz bacteria hizo que la carne se pudriera incluso después de haber sido sometida a una alta dosis de rayos gamma que mató a todos los demás microorganismos. La ‘Deinococcus radiodurans’ puede sobrevivir a una dosis de 5,000 grays, mientras que para un humano una dosis mortal equivale a tan solo 5 grays.

Imágenes fotográficas de la electroforesis en gel de campo pulsado del ADN de D. radiodurans R1 (A), UVS78 (B), rec30 (C) y KH311 (D) preparadas a partir de 2,0 × 106 células de las muestras de 1 año. Se analizó el ADN genómico digerido con NotI recuperado de tres pocillos diferentes de placas de aluminio en cada condición (carriles G1, G2, G3 de los controles terrestres; carriles I1, I2, I3 de los controles de cabina de la ISS; carriles S1, S2, S3 de las muestras expuestas al espacio) . El carril F eran fragmentos NotI de ADN cromosómico genómico preparados a partir de células de D. radiodurans R1 2,0 x 106 recién cultivadas. Se indican los tamaños de los fragmentos (479, 218 y 121 kpb) de células R1 de D. radiodurans recién cultivadas. Crédito: Frontiers in Microbiology.

Para responder a la pregunta de si estas bacterias podían resistir el tiempo suficiente en el espacio para respaldar la posibilidad de la panspermia, colonias de Deinococcus de diferentes espesores fueron expuestas al entorno espacial durante uno, dos o tres años para luego analizar su supervivencia.

Para ello, el doctor Yamagishi y su equipo colocaron colonias secas de Deinococcus en paneles de exposición fuera de la Estación Espacial Internacional.

“Los resultados sugieren que la Deinococcus radiorresistente podría sobrevivir el viaje de la Tierra a Marte y viceversa, que dura varios meses o años por la órbita más corta”, concluyó Yamagishi.

Después de tres años, los investigadores comprobaron que todos las colonias de bacterias de un tamaño superior a 0,5 milímetros habían sobrevivido parcialmente a las condiciones espaciales (solo murieron las bacterias que se encontraban en la capa superior), al generar una capa protectora para las bacterias que se encontraban en las capas inferiores, lo cual garantiza la supervivencia de la colonia.

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