Agencias/Ciudad de México.- El viernes, Netflix estrenó en su plataforma “No miren arriba”, una sátira de gran presupuesto protagonizada por Leonardo DiCaprio, Jennifer Lawrence, Tyler Perry, Ariana Grande, Jonah Hill, Meryl Streep, Cate Blanchett y Timothée Chalamet.
Sin duda, parecía una película imprescindible, al margen de las críticas mixtas. No todos los días se tiene un reparto tan magnífico, un desfile estelar de celebridades.
Solo que ahora ese tipo de repartos sí son comunes.
¿Una estrella interpretando a Spiderman? Qué austero. “Spider-Man: No Way Home”, que se estrenó en los cines el 17 de diciembre, cuenta con tres estrellas en el traje ajustado del superhéroe: Tom Holland, Andrew Garfield y Tobey Maguire. “No Way Home”, un éxito arrollador en la taquilla internacional, con una recaudación de 1050 millones de dólares para Sony Pictures Entertainment hasta el domingo, también es protagonizada por Zendaya, Jamie Foxx, Benedict Cumberbatch, Alfred Molina, Marisa Tomei, Willem Dafoe y Jon Favreau. Alrededor del 43 por ciento de los espectadores del fin de semana de estreno en Estados Unidos citaron al reparto como la razón por la que compraron entradas, según las encuestas de PostTrak. El 20 por ciento citó específicamente a Zendaya.
La última película de arte de Guillermo del Toro, “El callejón de las almas perdidas”, es protagonizada por Bradley Cooper, Blanchett, Toni Collette, Dafoe, Richard Jenkins, Rooney Mara, Mary Steenburgen y David Strathairn. (Entre ellos suman 22 nominaciones a los premios Oscar de actuación y tres victorias). Otros ejemplos recientes de conjuntos de estrellas son “La crónica francesa”, “Alerta roja”, “La casa Gucci”, “Más dura será la caída” y la historia de superhéroes “Eternals”, que Disney comercializó con once nombres de celebridades. (¡Angelina Jolie! ¡Kumail Nanjiani! ¡Salma Hayek!)
En los próximos meses, Universal estrenará “355”, un “thriller” de espionaje protagonizado por cinco estrellas femeninas, entre ellas Lupita Nyong’o, Penélope Cruz y Jessica Chastain. Disney estrenará una nueva versión estelar de “Muerte en el Nilo”, y Focus Features prepara “Downton Abbey: Una nueva era”, que reúne al reparto de la franquicia. Netflix está trabajando en “The Adam Project”, una aventura de ciencia ficción (Ryan Reynolds, Jennifer Garner, Mark Ruffalo, Zoe Saldana, Catherine Keener), y “The Gray Man”, una cinta de suspenso protagonizada por Chris Evans, Ana de Armas, Ryan Gosling, Billy Bob Thornton y Regé-Jean Page, de “Bridgerton”.
“Algún día, alguien decidirá hacer una película con dos Batman… ah, esperen, eso ya está ocurriendo”, dijo con su frialdad característica Terry Press, una de las principales agentes de comercialización de Hollywood. Se refería a “The Flash”, una película de superhéroes de Warner Bros. cuyo estreno está previsto para finales del próximo año; el Batman de Ben Affleck aparecerá junto al Batman de Michael Keaton.
Si vemos el ejemplo de películas individuales, la agrupación de celebridades no es nada nuevo. Me vienen a la mente “Grand hotel” (1932), “El desfile de las estrellas” (1943), “El mundo está loco, loco, loco” (1963), “Doce del patíbulo” (1967), “Infierno en la torre” (1974) y toda la franquicia de “ La gran estafa”, sin mencionar las películas recientes de “Vengadores” de Marvel.
Sin embargo, de repente, están por todas partes.
¿Por qué?
“Las estrellas importan —siempre ha sido así y siempre será así— y Hollywood se refugia en ellas, se apoya más en ellas, cuando se pone nervioso por un público errante”, explicó Jeanine Basinger, estudiosa del cine y autora de crónicas de Hollywood como “The Star Machine”, que analiza el antiguo sistema de estudios. “Las estrellas son un seguro: para los ejecutivos de los estudios que quieren mantener sus puestos de trabajo, sin duda, pero también para los espectadores: ‘¿Valdrá esta película mi tiempo y mi dinero?’”.
Describir la audiencia de Hollywood como “errante” es un eufemismo. “Desaparecida” podría ser un término más adecuado.
La pandemia parece haber acelerado un preocupante declive en la taquilla de los dramas, musicales y comedias de toda la vida, excepto las franquicias de fantasía colosales y alguna que otra película de terror. “Spider-Man: No Way Home” recaudó 260 millones de dólares en Estados Unidos y Canadá en su fin de semana de estreno. La venta total de entradas en ambos países ascendió a 283 millones de dólares, según Comscore. Eso significa que “No Way Home” se quedó con el 92 por ciento del mercado. “El callejón de las almas perdidas”, que se estrenó el mismo fin de semana, se proyectó en cines prácticamente vacíos. Recaudó 2,7 millones de dólares.
La gran mayoría de los compradores de boletos del fin de semana de estreno de “No Way Home” eran menores de 34 años, según Sony.
Entre el viernes y el domingo, los hombres araña siguieron siendo la mayor atracción nacional, recaudando casi 81,5 millones de dólares. La película de animación “Sing 2” (Universal-Illumination) quedó en segundo lugar, con 23,8 millones de dólares en ventas de entradas. Warner Bros. no logró generar mucho interés por “The Matrix Resurrections”, que obtuvo unos escasos 12 millones de dólares en el tercer puesto; también se pudo ver en HBO Max.
“The King’s Man” (Disney), la tercera película en la serie de acción y comedia de Matthew Vaughn, recaudó 6,4 millones de dólares, un resultado que un analista de taquillas describió como un “colapso” de la franquicia. (“American Underdog”, un drama deportivo relacionado con la religión de Lionsgate y Kingdom Story Company, logró recaudar 6,2 millones de dólares tan solo el sábado y el domingo).
Basinger, que fundó el departamento de estudios cinematográficos de la Universidad de Wesleyan, señaló que el poder estelar individual se ha desvanecido. Los estudios se han obsesionado con la propiedad intelectual: las franquicias y los personajes preexistentes. Como resultado, ha habido menos necesidad de crear nuevas estrellas y mantener a las anteriores en un pedestal; Iron Man, Dominic Toretto, la Mujer Maravilla y Baby Yoda ahora son las estrellas.
“En los días de antaño, las estrellas de cine eran las marcas”, explicó. “Llegaban a toda la audiencia, no solo a un fragmento. A todos. Pero eso ya se acabó. Ahora, se trata de llegar a los nichos”.
En otras palabras, pocas estrellas siguen siendo rentables por sí mismas, pues requieren que Hollywood agrupe repartos con un número casi absurdo de celebridades. Hay que inundar las marquesinas.
Y no olvidemos el juego favorito de Hollywood: seguir al líder. “Avengers: Endgame”, que abarrotó su reparto con Robert Downey Jr, Don Cheadle, Chris Hemsworth, Scarlett Johansson, Chadwick Boseman, Jeremy Renner, Paul Rudd, Elizabeth Olsen y una decena más de celebridades de renombre, se convirtió en una de las películas más taquilleras de todos los tiempos en 2019. En una escala muy diferente, una nueva versión en 2017 de “Asesinato en el Orient Express” con todas las estrellas también resultó ganadora en taquilla.
“Está de moda en este momento”, comentó Tim Palen, productor y exdirector de mercadotecnia de estudios, sobre lo que llamó un enfoque “grupal” para el reparto. “No es nuevo, pero sin duda es sintomático de la batalla por la atención que se está librando”.
La cinta es dura con la cultura de las celebridades y como ellas ayudan o entorpecen la veracidad de la información que consumimos. Claramente que la cinta esté repleta de estrellas de Hollywood -muchas de ellas con causas políticas y ecológicas en la vida real- es un guiño a la idolatría desmedida que de pronto cae sobre cantantes, actores y artistas de naturaleza diversa (el reparto también tiene a Rob Morgan, Jonah Hill, Mark Rylance, Tyler Perry, Ron Perlman, Timothée Chalamet, Ariana Grande, Scott Mescudi, Cate Blanchett).
Quizás donde la trama es más elocuente en aquello es con el personaje de Riley Bina (Ariana Grande), una superestrella del pop cuya reciente ruptura sentimental compite a la par en programas y atención en redes sociales con el descubrimiento de un cometa que nos llevará a la desaparición.