InsurgentePress, Italia.- Científicos italianos lograron reconstruir 80 por ciento de la piel de un niño gracias a un cultivo de epidermis genéticamente modificada, indicó un estudio publicado en la revista Nature.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Módena, encabezado por Michele De Luca, experimentó ese procedimiento en un niño alemán de 7 años que sufría un caso severo de epidermólisis ampular, una rara enfermedad genética que puede provocar la pérdida de la capa exterior de la piel.
En junio de 2015, el menor fue admitido en la unidad de quemados del hospital universitario de Ruhr, en Bochum, Alemania. Había perdido la capa superior de la piel en el 60 por ciento de su cuerpo a causa de la epidermólisis ampular.
Esta condición, a veces llamada “piel de mariposa”, resulta en una piel extremadamente sensible, propensa a sufrir úlceras y a desprenderse al menor contacto. La situación del menor había empeorado repentinamente al adquirir una infección por la superficie descubierta.
Los investigadores sabían que una de la causas de la enfermedad es una mutación del gen LAMB3, responsable de codificar una proteína implicada en el proceso de adherencia de las capas de la piel.
Ante la falta de tratamientos convencionales establecidos, los científicos aplicaron su terapia experimental al niño alemán entre octubre y noviembre de 2015.
Los italianos utilizaron una muestra de 4 centímetros cuadrados de piel del niño y corrigieron genéticamente sus células por medio de un vector retroviral -un virus que funciona como vehículo para introducir material genético exógeno-.
A partir de esas células modificadas, cultivaron injertos epidérmicos de 85 centímetros cuadrados con los que reemplazaron el 80 por ciento de la piel del paciente en diversas operaciones quirúrgicas.
Tras 21 meses, la nueva epidermis se ha adherido con firmeza a la dermis subyacente sin formar ampollas y resiste al estrés mecánico de forma normal, según describen los científicos en Nature.
“En febrero de 2016 recibió el alta y pudo recuperar una vida normal, incluso ir a la escuela y participar en actividades deportivas”, comentó De Luca.
El trabajo subraya que no se han detectado signos de producción de anticuerpos contra los injertos, lo que podría promover el rechazo de la piel modificada, y que los genes que incorporan el vector retroviral no han mutado de forma que permita ligarlos a la posibilidad de aparición de tumores.
Con información de Reforma