Texto Periódico Marca/Barcelona.- El Barcelona salió airoso de su enfrentamiento con un gran Atlético que llevó a los azulgrana al límite. Suárez adelantó a los de Luis Enrique pero ni con esas se rindió el equipo rojiblanco, que se vació en busca de un empate que logró Gameiro. La prórroga sobrevoló el Camp Nou pero el Barça, que acabó con nueve tras las expulsiones de Sergi Roberto y Suárez, firmó un ejercicio de supervivencia que bien vale una final.

La última Copa, como suele ocurrir en muchos casos, se convirtió en un mal trago. Lo fue para el Barça, que sufrió de lo lindo y acabó pidiendo la hora cuando ya se veía en la final. Y también se convirtió en un último sorbo amargo para el Atlético, que hizo todo lo que estuvo en su mano para asaltar el Camp Nou y se marchó de vacío.

Cuesta recordar una media hora en la que el Barcelona se viese sobrepasado a los niveles que lo fue este martes en el Camp Nou. Luis Enrique no forzó con Busquets e Iniesta y reservó a Mascherano. El resultado fue un centro del campo a la deriva mientras los jugadores rojiblancos agujereaban la cubierta azulgrana en busca de un gol que les devolviese a la eliminatoria.

En realidad fue lo único que le faltó al equipo de Simeone, valiente y decidido y con un plan previamente fijado con gran acierto. Lo mejor del Barça en esa media hora fue, de hecho, Cillessen y sus providenciales intervenciones. Especialmente a los seis minutos de juego, cuando Carrasco optó por la potencia en lugar de la colocación y el balón se fue a los puños del meta holandés.

A medida que el Atlético suavizó la presión, el Barça cogió aire. Sin brillantez ni mucho menos profundidad, pero al menos se quitó de encima el agobio que le maniató durante media hora, que no es poco. Y ahí apareció Leo. Y todo el trabajo de los de Simeone se esfumó. El argentino recibió en tres cuartos de campo, encaró, inició la conducción y soltó un latigazo que Moyá rechazó corto. Allí estaba el cazagoles, el ‘9’ del Barça. Suárez y su instinto. y el Camp Nou suspiró aliviado.

Una tranquilidad que se vio alterada por la insensatez de un Sergi Roberto cada vez más errático. Lejos queda aquel prometedor lateral de principio de temporada. Un plantillazo innecesario sobre Filipe reanimó a un Atlético deprimido. El Barça se quedó con diez y casi al instante Griezmann asomó la cabeza para acongojar al Camp Nou. Desafortunadamente para los rojiblancos el francés no silenció el silbato de Gil Manzano, que sonó equivocado para anular un tanto a todas luces legal.

El asedio rojiblanco duró lo que le aguantaron los frenos a Carrasco, que diez minutos más tarde arrolló a Arda para devolver la igualdad numérica al césped del Camp Nou. Pero ni con esas respiró tranquilo el Barça. Primero salió indemne de un penalti que Gameiro mandó a las nubes, y poco después acabó condenado a un sufrimiento extremo cuando el francés sí apareció para empujar un magistral pase de Griezmann.

El final de infarto estaba servido. Y más cuando Suárez vio la segunda amarilla y dejó al Barça con nueve. Los de Luis Enrique achicaron balones y pusieron a prueba sus nervios ante un Atlético que lo dejó todo para estar en la final. El sufrimiento acabó premiando a un Barça que sigue siendo el Rey de Copas. El 27 de mayo los de Luis Enrique tratarán que su último sorbo sepa a gloria.

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