Texto Periódico El Mundo/Medellín.- El Director General de la Aeronáutica Civil (DGAC) de Bolivia, César Varela, ha asegurado que la nave despegó de ese país “en perfectas condiciones”, sin embargo, las incógnitas se ciernen sobre las causas del siniestro de la aeronave de la empresa Lamia Corporation con 81 personas a bordo, entre las que se encontraba el equipo de fútbol Chapecoense de Brasil, que se estrelló durante la madrugada del lunes en las inmediaciones de Medellín, Colombia.

El “Jumbolino” de matrícula CP-2933, que había realizado su primer vuelo el 23 de marzo de 1999, ingresó en el espacio aéreo de la torre de control del Aeropuerto Internacional José María Córdova de Rionegro -que sirve a la ciudad de Medellín-, a las 21:42 horas local de la noche del lunes. Volaba a 22.950 pies de altura.

Cuando estaba a tan solo 50 kilómetros de distancia de la pista, desde la aeronave se informó de fallos eléctricos. La azafata superviviente, Jimena Suárez, declaró que el capitán, un piloto experimentado y socio de la compañía, decidió evacuar combustible para evitar que se incendiara el aparato, una práctica común en aviación.

Ante los problemas, la tripulación pidió ‘prioridad’ para aterrizar y la torre de control se la concedió. Pero a esa misma hora, según Caracol Radio, otra aeronave de la compañía colombiana Viva Colombia, especializada en vuelos de bajo coste, solicitó el nivel de ‘emergencia’ para tomar tierra por problemas técnicos parece ser que causados por una pérdida de combustible.

Como el nivel de ‘emergencia’ se estima más urgente que el de ‘prioridad’, la torre de control concedió antes el aterrizaje al avión de Viva Colombia mientras que pedía a la aeronave en la que viajaba el Chapecoense que diera otro giro para hacer tiempo hasta poder tocar tierra. Once minutos después de pedir prioridad, el avión en el que viajaba el equipo brasileño de fútbol había descendido más de 7.000 pies hasta situarse en los 15.550 pies de altura. Tras dar dos vueltas en círculo al Valle de San Nicolás, la torre de control del aeropuerto perdió la comunicación con él.

A las 22:15 horas, la torre de control lo declaró extraviado al no aterrizar en ese momento. Por razones aun desconocidas, se precipitaba sobre el cerro El Gordo.

Por el momento no hay confirmación oficial, pero varias fuentes apuntan a la posibilidad de que el capitán del avión en el que viajaba el Chapecoense calculara mal y se quedara sin combustible. La nave tenía una autonomía de 2.965 kilómetros y, según la página web Flytracker.com, la distancia que alcanzó a recorrer fue de 2.975 kilómetros, sobrepasándose en diez kilómetros. De ser así, ¿por qué no pidió el nivel de ‘emergencia’ para aterrizar en vez de ‘prioridad’? Puede ser para evitar la multa que esto supondría.

Bolivia y Gran Bretaña se suman a la investigación

Las autoridades trabajan para tratar de esclarecer las causas del siniestro, del cual la única hipótesis que parece descartada es que haya sido causado por el mal tiempo en la zona.

El director general de la aerolínea Lamia, Gustavo Vargas, ha asegurado a Efe en La Paz que el avión había pasado todas las revisiones y que el piloto y el copiloto “estaban certificados en Suiza” y habían superado “dentro del margen” los controles semestrales.

“La aeronave en funcionamiento había pasado todos los controles de la autoridad boliviana”, ha aseverado el director de la compañía, quien ha alegado que cada vez que hicieron una reparación en la aeronave recibieron “el visto bueno” y no habían tenido “ni incidentes ni accidentes”.

Mientras que el director general de la Aeronáutica Civil (DGAC) de Bolivia, César Varela, ha anunciado que una misión irá a Colombia para sumarse a la investigación.

Varela, ha sostenido en una conferencia de prensa que la comisión técnica boliviana se pondrá a disposición de las autoridades colombianas a cargo de las investigaciones, y ha enfatizado que la nave despegó del país “en perfectas condiciones”.

“Nosotros hemos visto que la aeronave tenía todas las reglas de vuelo autorizadas, la aeronavegabilidad aprobada, los permisos de salida de Bolivia, los permisos de entrada a Colombia y los tripulantes estaba con sus licencias en orden”, ha dicho el director.

“La empresa está certificada como de transporte aéreo no regular, es decir, especializada en hacer vuelos chárter y esa era la única nave que tenía la compañía”, ha explicado mientras que la DGAC ha asegurado que los pilotos y el resto de la tripulación fueron formados en la Fuerza Aérea de Bolivia.

“Vamos a esperar los resultados de las investigaciones de las autoridades de Colombia”, ha remarcado, no obstante, Varela.

Por su parte, las autoridades británicas también han anunciado que se sumarán a las indagaciones ya que la nave de Lamia había sido fabricada por British Aerospace, una compañía aeronáutica y de defensa del país europeo, informa AFP.

Según ha detallado la empresa, el avión fue vendido en 1999 a la compañía estadounidense Mesaba, en donde estuvo hasta 2007, cuando pasó a manos de la irlandesa CityJet. Desde el mes de octubre de 2013 formaba parte de la flota de Lamia.

Un grupo de funcionarios de la Aeronáutica Civil (Aerocivil) ha hallado las dos cajas negras del avión, según ha indicado el director de Aerocivil, Alfredo Bocanegra, en Twitter: “Localizadas las dos cajas negras por personal de seguridad aérea de la aerocivil”. Su hallazgo es fundamentales para tratar de descubrir lo que ocasionó el accidente.

Entretanto, un equipo de alrededor de 45 expertos entre médicos forenses, patólogos, genetistas, radiólogos, odontólogos, antropólogos y asistentes trabajarán para identificar a las víctimas en dos o tres días, según el Instituto de Medicina Legal.

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