Dedico este texto a cada una de las incansables guerreras, amigas entrañables de la Red Chiapas por la paridad Efectiva

@elvanarcia

Xóchitl es una mujer muy sabia, y tras una larga conversación telefónica después mi salida de la Red Chiapas por la Paridad Efectiva (Repare), me aconsejó que escribiera sobre mis desilusiones.

No me salí de la Repare por mi desilusión con la Red, al contrario, la Repare hace un trabajo excepcional en un ambiente lleno de hostilidades y retos inimaginables.

Mi desilusión es más profunda, es por el México golpeado que encuentro tras 25 años de vida en el extranjero, es por la realidad Macondiana de este país de narcofosas, de estudiantes desaparecidos y de Casas Blancas; escándalos que en otros países habrían sido el cataclismo y que aquí se esconden bajo la alfombra y se entierran en la desmemoria.

Mi desencanto es un sentimiento de impotencia por el cúmulo de agravios que nuestra “clase política” inflige sobre la ciudadanía; es dolor, es rabia, es frustración, ante la insaciable voracidad de un sistema corrompido e infame.

Desde Repare hemos impulsado la participación política de las mujeres, no solamente porque es un derecho histórico, sino porque estamos convencidas de que las mujeres podemos contribuir al cambio social. La cosecha de esta lucha no es inmediata, se requiere mucho trabajo de sensibilización en las familias, en las comunidades, en las escuelas, en los barrios, con hombres, mujeres, niños y niñas, para erradicar prácticas patriarcales muy arraigadas.

Siempre les dije a las compañeras de Repare que sembrábamos en jardines que no veríamos florecer. La lucha es de largo aliento y así lo entiendo.

Tras mi salida de Repare no ha faltado quien haya encontrado en ello la mejor excusa para intentar manchar un esfuerzo ciudadano legítimo y ejemplar. No ha faltado el regocijo de nuestros detractores y de nuestras detractoras.

Desde aquí expreso toda mi solidaridad, reconocimiento y admiración a cada una de las integrantes de la Red, quienes libran con gran entereza y convicción violentas batallas sin tregua.

Se me ha acusado de claudicar, de haberme cansado demasiado rápido. Me doy la libertad de dar una explicación a quien ha cuestionado mi decisión de retirarme de Repare, no para justificarme, sino porque con ello me ayudo a entender el proceso que estoy viviendo.

No he claudicado, solo me doy una tregua. Una tregua para tratar de entender todo lo que ha ocurrido en mi vida, en mi país, en la lucha que abracé con la Repare desde que regresé a México. Mi regreso al país ha sido un proceso implacable, intenso, violento y aleccionador.

Quienes han vivido en el exilio saben que el choque cultural es más brutal cuando se regresa a casa y por eso me doy esta tregua, este tiempo de reflexión, este espacio de aprendizaje, para recuperar el aliento, para recuperar la fuerza y seguir adelante, porque el viaje es largo y el camino sinuoso.

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