Agencias

En los últimos años, las autoridades estadounidenses y suizas han realizado investigaciones sobre la corrupción en el fútbol a nivel global que han vinculado a decenas de hombres y empresas que, según los procuradores, conspiraron para ilegalmente enriquecerse a partir de los acuerdos de transmisión y patrocinio relacionados con los eventos futbolísticos más grandes del mundo.

Una empresa que nunca se había mencionado en ninguno de los autos acusatorios, pero de la que se había hecho referencia indirectamente, es una entidad poco conocida con sede en el cantón suizo de Zug: Mountrigi Management Group, una empresa de tres personas que muestra cómo se dieron algunas de las transacciones más importantes en la cúpula del deporte más popular del mundo.

Mountrigi —empresa que toma su nombre del monte Rigi, el cual está ubicado en Suiza, es apodado “la reina de las montañas” y que fue la musa de una serie de pinturas que realizó el afamado paisajista J. M. W. Turner— amasó discretamente los derechos exclusivos de transmisión de los partidos de la Copa del Mundo en buena parte del continente americano, de México a Argentina, hasta 2030.

Lo más común es que esos acuerdos de derechos se anuncien de manera pública después de un proceso formal de licitación, pero eso no sucedió en esta ocasión. Los detalles del arreglo inusual aparecieron por primera vez en un acuerdo declaratorio que involucraba a una empresa acusada en la pesquisa encabezada por Estados Unidos, detalles que surgieron de nuevo cuando las autoridades suizas acusaron este octubre al exsecretario general de la FIFA de haber aceptado sobornos a cambio de contratos lucrativos de televisión.

“He seguido de cerca el sector durante dieciocho años y nunca había oído hablar de” la empresa, señaló Frank Dunne, editor de TV Sports Markets, un respetado boletín informativo de la industria, en referencia a Mountrigi Management Group.

En gran parte de América, el fútbol se sigue con una devoción casi religiosa, lo cual vuelve extremadamente lucrativo el contrato de Mountrigi, ya que involucra los derechos de transmisión para dieciséis naciones. No obstante, hasta que se dieron a conocer las investigaciones sobre corrupción en el seno del fútbol a nivel mundial, muchas personas dentro de la industria desconocían de la diminuta empresa que parece haber encontrado una mina de oro en su acuerdo con la FIFA.

Las autoridades en Estados Unidos ayudaron a revelar que Mountrigi es en realidad una filial de la gigantesca cadena mexicana de televisión Grupo Televisa.

Mountrigi pagó cerca de 190 millones de dólares para afianzarse las transmisiones de los mundiales de 2018 y 2022, según Dunne. Los contratos para los torneos de 2026 y 2030 probablemente costaron más, pero mucho menos que la cantidad que valen en la actualidad. Desde que se dio a conocer el acuerdo, la nueva dirigencia de la FIFA ha anunciado que la Copa del Mundo se expandirá de 32 a 48 equipos a partir de 2026. Entre los países que se han postulado para organizar el torneo ese año están Estados Unidos, México y Canadá, que hicieron una oferta tripartita.

La gran mayoría de la dirigencia de la FIFA fue relevada del cargo después del escándalo de corrupción, el más grande desde que se creó el organismo hace 113 años. Los dirigentes actuales del órgano con sede en Zúrich se rehusaron a dar detalles sobre el acuerdo con Mountrigi y tanto esa empresa como Televisa se negaron a realizar declaraciones.

Para llegar a este acuerdo con la FIFA, Mountrigi recibió el apoyo de Alejandro Burzaco, un empresario argentino, según varias personas que tienen conocimiento de las negociaciones y pidieron mantener el anonimato al no estar autorizadas a dar declaraciones. El año pasado, Burzaco se declaró culpable de haber sobornado a dirigentes del fútbol a cambio de que la empresa que presidía obtuviera los derechos de transmisión de los torneos más importantes de la región. La empresa, Torneos y Competencias, accedió a pagar 112,8 millones de dólares para llegar a un acuerdo con el Departamento de Justicia estadounidense.

En los documentos de los tribunales relacionados con la admisión de culpa de Torneos y Competencias, los fiscales señalaron que una de las filiales de una de las mayores televisoras de Latinoamérica había ayudado a pagar millones de dólares en sobornos para obtener los derechos para transmitir en Argentina, Paraguay y Uruguay los próximos cuatro mundiales. Mountrigi, la filial de Televisa, fue la que recibió esos derechos y de inmediato se los vendió a Burzaco.

Durante años, Burzaco había canalizado millones de dólares en sobornos para Julio Grondona, quien fue el responsable del comité de finanzas de la FIFA y uno de sus líderes más importantes hasta su muerte en 2014.

Televisa afirmó el año pasado que ninguno de sus empleados o los de Mountrigi había “no han hecho ningún pago indebido a funcionarios de la FIFA relacionados con la adquisición de derechos de transmisión de partidos de fútbol”.

Los derechos en cuestión también están siendo investigados en Suiza, donde las autoridades señalaron que un empresario anónimo había sobornado al exsecretario general de la FIFA Jérôme Valcke a cambio de “otorgar los derechos de transmisión a ciertos países para los mundiales de la FIFA de 2018, 2022, 2026 y 2030”.

Los derechos de Mountrigi, y los que fueron cedidos a Torneos y Competencias, son los únicos que corresponden a los descritos en la denuncia suiza. Niclas Ericson, el ejecutivo de la FIFA responsable de la división de televisión en esa época, no respondió a una solicitud para obtener mayor información.

El abogado de Burzaco, Sean Casey, se rehusó a comentar al respecto cuando se le preguntó si su cliente era el empresario anónimo acusado en Suiza. La oficina del procurador general de Suiza señaló que no podía hacer comentarios.

Los suizos también acusaron al empresario catarí Nasser al-Khelaifi, presidente del club francés de fútbol Paris Saint-Germain, de haber sobornado a Valcke a cambio de un paquete por separado, que incluía los derechos de transmisión de los Mundiales de 2026 y 2030. Al-Khelaifi, quien niega las acusaciones, se reunió con los fiscales suizos el 25 de octubre.

Estados Unidos ha acusado a más de cuarenta personas y negocios por una serie de delitos relacionados con corrupción futbolística, y también ha hecho públicos los detalles de los acuerdos por los derechos de transmisión que tradicionalmente habían sido resguardados tras bambalinas con muy poco escrutinio externo.

Desde que se expuso a un poderoso grupo de empresarios brasileños y argentinos, algunas de las empresas más grandes del mundo dedicadas a los derechos de transmisión deportiva, entre ellas WME-IMG y Lagardère Sports and Entertainment, han logrado incursionar a un mercado que había estado cerrado para ellas durante décadas.

Además de los derechos que vendió a Torneos y Competencias como parte del acuerdo con Burzaco, Mountrigi no ha firmado acuerdos en ninguno de los otros territorios que tiene en su poder para los eventos de 2026 y 2030. Esto quiere decir que la empresa puede generar más ganancias de las que planeó a partir de la expansión del mundial y de un posible torneo con Estados Unidos, México y Canadá como anfitriones en 2026. Para la FIFA, cuyos ingresos superiores a 5000 millones de dólares dependen en un 90 por ciento de las copas celebradas cada cuatro años, el acuerdo de transmisión podría salirle caro.

“Han expandido el mundial y no tienen la oportunidad de acceder a un valor incremental en todas las áreas en las que ese valor es probable que genere un gran ingreso”, mencionó Dunne.

Comentarios desactivados en ¿Qué se esconde detrás de la empresa con derechos de transmisión de los mundiales de fútbol?