Washington, DC, 10 diciembre 2016.-El gabinete de Donald Trump adquirió un rostro de corte militar, con la inminente llegada de generales retirados y oficiales de alto rango para poblar algunas de los cargos más importantes y sensitivos del aparato de defensa, seguridad nacional e inteligencia.

El nombramiento de generales como James Mattis, en el Departamento de Defensa (DOD), Michael Flynn como Asesor de Seguridad Nacional y la mención de John Kelly para Seguridad Interna (DHS) prefiguran un lugar prominente de los militares en el próximo gobierno estadounidenses.

La titularidad de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) será igualmente ocupada por otro militar, Mike Pompeo, un legislador y empresario graduado de la escuela militar élite de West Point y quien cumplió una gira en el ejército asignado a Alemania antes de la caída de Muro de Berlín.

Steve Bannon, el estratega político de Trump, tiene igualmente un perfil militar toda vez que sirvió durante siete años como oficial de la Marina de Estados Unidos a bordo del destructor USS Paul F. Foster como Oficial de Guerra de Superficie en la Flota del Pacífico.

Bannon, el rostro más visible de la llamada “derecha alternativa” de Estados Unidos y considerado el arquitecto del triunfo electoral de Trump, fungió además como Jefe de Operaciones Navales en el Departamento de Defensa.

Otros militares de alto nivel están siendo considerados para puestos clave, incluido el general retirado David Petraeus, como posible secretario de Estado, aunque la lista de finalistas incluye también al ex candidato presidencial republicano Mitt Romney.

Petraeus, de 64 años, es uno de los militares más condecorados en las fuerzas armadas de Estados Unidos y fue comandante de las fuerzas de Estados Unidos en Afganistán, jefe del Comando Central y director de la CIA.

En 2015 Petraeus se declaró culpable de mal manejo de información clasificada luego de proveer materiales a su biógrafa y amante, Paula Broadwell.

Trump considera asimismo a la Almirante de la Marina Mike Rogers como posible titular de Inteligencia Nacional, la institución que aglutina a todas las agencias del aparato de inteligencia y espionaje de Estados Unidos.

El nivel de importancia de los militares en posiciones clave contrasta con las críticas lanzadas por Trump contra los generales por su manejo de la guerra de Irak, Afganistán y el combate al Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS).

Como presidente electo, Trump ha evitado los cuestionamientos y en su lugar ha hecho comentarios elogiosos de generales como Mattis y Petraeus.

La ratificación del general Mattis, a quien Trump se refiere con frecuencia con su apodo de “Perro Rabioso”, deberá pasar por una exención estatutaria toda vez que existen reglamentos para evitar la llegada de militares al Pentágono pocos años después de servir en un puesto militar.

La Ley de Seguridad Nacional de 1947 excluyó a los militares en activo de ocupar el puesto de secretario de Defensa en un periodo de 10 años posteriores a su cargo castrense, pero la legislación fue enmendada en 2008 por el Congreso para limitar el tiempo de espera a siete años.

El espíritu de la limitación estatutaria busca asegurar que el titular del Pentágono tenga una experiencia holística para manejar a la dependencia pública más grande de Estados Unidos, integrada por 1.3 millones de soldados en activo, 742 mil civiles y 826 mil miembros de la Guardia Nacional.

Mattis, de 66 años y general del Cuerpo de Infantes de Marina, se retiró de la vida militar el 22 de marzo de 2013, cuando fungía como jefe del Comando Central de Estados Unidos, por lo que requerirá la dispensa especial.

La exenciona estatutaria ha sido hecha en varias ocasiones, empezando con el nombramiento del general George Marsall como secretario de Estado en 1949, dos años después de retirarse, y pocos esperan que haya oposición en el Congreso en el caso de Mattis, que es respetado por republicanos y demócratas.

Flynn, de 57 años, fue oficial de inteligencia militar y ocupó la titularidad de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DÍA) hasta 2014, donde según reportes de prensa fue forzado a salir por un estilo administrativo caótico y por choques con el alto mando militar.

Kelly, de 66 años, participó en la operación “Tormenta del Desierto” en Irak y ocupó varios cargos militares, incluido el de Jefe del Comando Sur, y es conocido por haber mantenido posiciones distintas al presidente Barack Obama en temas como el cierre de Guantánamo y la participación de mujeres en combate.

Durante un audiencia legislativa, Kelly sugirió que el problema del tráfico de drogas y la migración indocumentada desde América Latina representaban potencialmente una amenaza “existencial” para Estados Unidos.

Su posición coincide con la del presidente del Comité de Seguridad nacional de la Cámara de Representantes, Michael McCaul, que ayer propuso un plan de emergencia “estilo militar” para la seguridad en la frontera entre Estados Unidos y México. (José Zamorano, corresponsal de Notimex)

 

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