Agencias/Bangkok.- La Policía de Filipinas ha defendido la controvertida campaña contra la droga impulsada por el Presidente Rodrigo Duterte, que ha causado desde el pasado 1 de julio 1 mil 900 muertos y ha levantado críticas de organizaciones como la ONU.

El Jefe de la Policía filipina, Ronald de la Rosa, ha dicho ante la Comisión de Investigación del Senado que 756 de las muertes se produjeron en operaciones policiales, debido a la resistencia de las víctimas a ser detenidas. De la Rosa ha atribuido la autoría del resto de muertes a grupos de vigilantes, a los que no ha identificado.

Ronald de la Rosa ha manifestado también que más de 670 mil personas se han entregado a las autoridades, y más de 11 mil han sido detenidas por su relación con las drogas, en la segunda vista de la Comisión.

El jefe de la policía nacional ha señalado que el número de personas que se han entregado ha demostrado la fortaleza de una campaña que ha contribuido a un descenso significativo del número total de crímenes.

“La campaña revela la magnitud del problema, persuade a personalidades de la droga a entregarse e intensifica la acción policial con el resultado de una reducción de los crímenes”, ha explicado De la Rosa.

Las operaciones de la policía han contado con el reconocimiento y el apoyo de la ciudadanía y, en opinión de De la Rosa, favorece además la limpieza interna en la policía, con unos 70 agentes que han sido identificados por su implicación en el narcotráfico.

La Comisión, en la que también han declarado familiares de víctimas, está presidida por la senadora Leila de Lima, quien ha denunciado que la campaña se ha convertido en una excusa utilizada por agentes y otros elementos para cometer asesinatos con impunidad.

La guerra contra la droga ordenada por Duterte ha recibido numerosas críticas de organizaciones como la ONU, tanto por la elevada cifra de muertos como por lo que consideran violaciones de derechos y libertades fundamentales.

Duterte, quien juró el cargo el 30 de junio, ha respondido a las críticas con el argumento de que “le dan igual” los derechos humanos y la cantidad de muertos porque se trata de una medida necesaria, y ha llegado a amenazar con sacar a Filipinas de la ONU, aunque su ministro de Asuntos Exteriores, Perfecto Yasay, ha precisado que el país permanecerá en el organismo internacional.

Pese a la violenta campaña, Duterte mantiene su popularidad, que se sitúa en el 91% en las encuestas, la puntuación más alta recibida jamás por un jefe de Estado filipino.

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