febrero 28, 2018

Elecciones 2018

Por Daniel Alvarez Mendoza/Especial InsurgentePress/Ciudad de México.- Inevitablemente se acerca el momento en el que los ciudadanos de México votaremos para elegir a nuestro próximo presidente. Si bien por fin concluyeron las cuasi-eternas precampañas, el trayecto más complicado aún está por llegar: las campañas y al final, el día de la elección. El circo electoral se avecina.

Del 30 de marzo al 27 de junio, seremos constantemente bombardeados por todos los frentes. Ya todos conocemos la mecánica: Calles inundadas de propaganda, spot tras spot en televisión, radio, redes sociales e -inclusive cine-, campañas “sucias”, encuestas de todo tipo, compra de votos a través de monederos electrónicos, tortas para todos, irregularidades en la colecta de firmas por parte de “independientes” …lo usual, como de costumbre.

Una vez que termine esa odisea, ¿qué candidato será el vencedor? ¿Qué opciones existirán en la boleta? Lo único que puedo garantizarles es que la gran mayoría de la población estará completamente insatisfecha con el resultado. El candidato vencedor obtendrá quizás un tercio de los votos dejando al resto de los votantes sin representación; la gran mayoría no estaremos cómodos con los resultados.

¿A qué se debe esto? Simplemente a que, para la gran mayoría de los ciudadanos, las opciones que tendremos en la boleta son absolutamente deprimentes.

Por un lado, tenemos al Mesías tropical, el que -supuestamente- puede caminar entre las llamas de la corrupción y emerger sin ningún centavo extra en sus bolsillos; el que libra de todo pecado a ladrones, narcotraficantes, traidores, deportistas y artistas por igual. Que se dice liberal cuando tiene una de las agendas más conservadoras e incongruentes de las últimas décadas. Quien ha emulado el proyecto príista de antaño de cobijar a todo y a todos bajo el mismo manto, en donde todos caben y todo es negociable con tal de ganar la elección.

Por otro lado, el candidato oficial, electo a la vieja usanza: por dedazo. La apuesta del partido-de- siempre a un candidato “ciudadano” no ha funcionado. Si bien su candidato cuenta con una larga trayectoria en el sector financiero y en distintas oficinas de la administración, es evidente que no es más que una máscara de la maquinaria jurásica que desesperadamente busca asirse al poder a toda costa, ya sea metiendo muy adentro del clóset a todos sus muertos, protegiendo su red de corrupción a toda costa o usando chivos expiatorios de toda índole.

Entra a escena un tercero en discordia, el que destrozó a su partido con tal de estar en la boleta, el que no quiso escuchar razones y se impuso como la única opción, saltándose todos los lineamientos partidistas; inclusive, aliándose con un partido “de izquierda”, ideológicamente contrario. Lo más absurdo es que si la campaña del candidato oficial sigue sin levantar, podría presentarse como una alternativa real vs. el Mesías tropical, pudiendo beneficiarse del voto estratégico.

¿Qué cosa? ¿Qué tenemos candidatos independientes? No me digan, y ¿de verdad son independientes o se escudan bajo la bandera de “independientes” para tratar de revivir su carrera política? En este rubro tenemos a la candidata que nunca fue, quien nunca tuvo el apoyo de su partido y vive a la sombra de su cónyuge; al norte del país, al disidente del partido oficial, cuyo estilo evoca aquél del Poeta de San Cristóbal en el año 2000.

La que se pareciera ser una verdadera candidata independiente ha sido víctima de racismo, machismo y sufrido desde accidentes automovilísticos hasta conflictos con comandos armados. Vaya, de por sí era difícil que recolectara a tiempo las 7 esferas del dragón que le pide el INE para estar en la boleta, parece mucho más difícil que pueda ganar la elección.

Ante tal escenario, ¿qué hacer? ¿En verdad éstas son las únicas opciones que tenemos? Si ninguna de las opciones es de mi agrado, ¿tendré que votar de forma “estratégica”? o ¿tendré que anular mi voto a manera de protesta? Más a fondo, si anulo mi voto, ¿tendrá algún efecto futuro?

Desde ahora les digo que esta elección será un caos ya ninguno de nosotros estaremos tranquilos con el resultado, sea el que fuere. ¿Qué nos queda entonces? Si no nos sentimos representados, ¿qué podemos hacer al respecto? Exigir mejores candidatos; así de simple, así de complejo.

Es imperativo modificar, modernizar y actualizar el sistema electoral vigente para que se pueda canalizar esta disconformidad de forma institucional. Sería interesante si la democracia mexicana lograra incorporar algún mecanismo que permita darle trascendencia, por ejemplo, al voto nulo; un mecanismo que le brinde voz a la opción “ninguno(a) de los anteriores”; un mecanismo que presente la opción de incorporar más opciones y vetar otras. Inclusive, quizás sea adecuado incorporar una segunda vuelta.

¿Cómo podríamos incorporar un mecanismo como éste al diseño institucional vigente? Más importante ¿por qué deberíamos hacerlo? ¿Qué sentido tiene? Porque en un mundo en donde vivimos constantemente desencantados de la política, los ciudadanos debemos tener una voz cada vez más fuerte. Porque en un país donde el poder está monopolizado, debemos romper las barreras que inhiben la gestación de nuevas alternativas.

Al final, el objetivo es que México cuente con una democracia más auténtica, pero sobretodo, más representativa.

Twitter: @Daniel_ALMN

Comentarios desactivados en Elecciones 2018