TeraGames / InsurgentePress, Ciudad de México.- Cuando Nintendo lanzó su primera consola, la NES, el mercado de los videojuegos estaba destrozado; las consecuencias de la explosión de la burbuja creada por Atari y otras compañías aún se notaban. Quedaba poca gente dispuesta a seguir invirtiendo en videojuegos, en repetir los mismos errores.

La NES (Famicom en Japón) demostró que aún quedaba una gran demanda por videojuegos, cada vez más complejos y con gráficos más detallados; una consola capaz de ejecutar juegos arcade como Donkey Kong con una gran fidelidad.

Fue esta la consola y la compañía que revitalizaron el mercado, que hoy en día está al nivel de industrias veteranas como la del cine.

Lo que tal vez no sabías es que, antes de la NES, antes de Donkey Kong, Nintendo era un fabricante de cartas. Fundada en 1889, Nintendo Karuta se dedicaba a crear cartas a mano, de manera artesanal. Pero no eran unas cartas cualquiera.

“Karuta” viene del portugués “carta”, porque fueron los exploradores de este país los que pusieron de moda los juegos de cartas en Japón, allá por el siglo XVI. Hay que recordar que, a lo largo de su historia, Japón ha sido un país aislado del resto del mundo.

Mientras en Europa celebrábamos las primeras repúblicas, en Japón tuvieron un sistema feudal hasta el siglo XIX; mientras los colonos europeos daban la vuelta al mundo, en Japón aún estaban guerreando para unificar el país.

Fruto de este aislamiento, las culturas y costumbres extranjeras eran vistas con precaución y algo de odio. Tampoco ayudó mucho que los juegos de cartas eran usados principalmente para apostar, una afición perseguida con dureza.

Así que el gobierno prohibió las cartas traídas por los portugueses; pero eso sólo sirvió para que los jugadores japoneses creasen sus propias cartas con sus propias reglas.

Hanafuda es la evolución de esos siglos de persecución de las apuestas ilegales. Sus cartas no tienen números, sino ilustraciones que representan los doce meses del año; por las imágenes de naturaleza, su nombre significa literalmente “cartas de flores”.

Como las partidas de hanafuda son tan lentas y largas (consisten en asociar imágenes del mismo mes), tenían poca relación con las apuestas que temían los oficiales.

Así que las hanafuda eran legales, pero al mismo tiempo poca gente tenía la paciencia para jugar. Así que, cuando en 1889 Fusajiro Yamauchi fundó Nintendo (que según algunos se puede traducir y adaptar como “Deja tu suerte a los cielos”), realmente no era un negocio del que presumir.

Sí, había conseguido convertirse en el mayor fabricante de cartas hanafuda de la zona de Kioto, pero eso no era decir mucho. Hasta que llegaron los yakuza (mafiosos japoneses).

Los mafiosos usaban las cartas en los bajos fondos y salas de juego ilegales, aunque que no estuviesen diseñadas para ello. Eso importaba poco a los jugadores, que seguían jugándose los ahorros con la esperanza de salir ricos.

Gracias a esto, la demanda de hanafuda se disparó, no sólo en Kioto sino en todo el país; pronto Nintendo Karuta se convirtió en una gran compañía, y empezó a expandirse. Primero a otros tipos de cartas, como las de estilo occidental, y luego a otro tipo de juegos de mesa.

Después de la guerra, el nombre cambió a simplemente Nintendo, y se expandió más allá de las cartas. Al principio parecía que iban sin rumbo, saltando de un negocio a otro; llegaron a abrir una cadena de “love hotel”, hoteles de estancia corta, orientados a parejas que querían tener relaciones sexuales.

Fue en los juguetes donde Nintendo encontró su lugar, sobre todo después de conseguir los derechos de los personajes de Disney. De ahí, el salto a los videojuegos con las consolas Game & Watch y los arcades con Donkey Kong, y el resto, como suele decirse, es historia.

Y todo, gracias a que los yakuza querían nadar en dinero con las apuestas. Tal vez por eso Nintendo aún vende cartas en Japón, si bien en una tirada muy limitada.

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