Porción del cartografiado de la estructura a gran escala del Universo del Sloan Digital Sky Survey y el programa Baryon Oscillation Spectroscopic Survey (BOSS). Cada punto indica la posición de una galaxia hace 6.000 millones de años, La imagen cubre una vigésima parte del cielo, una porción de 6.000 millones de años luz de ancho, 4.500 millones de alto y 500 de profundidad. El color indica la distancia desde la Tierra, siendo las amarillas las galaxias más cercanas y las moradas las más lejanas. Las galaxias están agrupadas en cúmulos, revelando supercúmulos y vacíos cuya presencia se puede rastrear hacia atrás en el tiempo hasta la primera fracción de segundo después del Big Bang. La imagen contiene 48.741 galaxias, un 3% de todos los datos del cartografiado. Las manchas grises son pequeñas áreas sin datos. (Crédito: Daniel Eisenstein y SDSS-III)

Agencias / InsurgentePress, Ciudad de México.- Dos tercios de las estrellas del grupo de movimiento (restos de una asociación estelar que se desplazan juntos por la Vía Láctea) de la Osa Mayor comparten composición química. Un estudio internacional, publicado en la revista Astronomy & Astrophysics yen el que participa la Universidad Complutense de Madrid (UCM), considera esta proporción elevada y determina que la contaminación estelar afecta menos a esta agrupación que a otras.

Para llegar a esta conclusión, los expertos han estudiado la composición química de 44 estrellas del grupo. De ellas, 29 tienen una veintena de elementos en común, como hierro

“Esta composición química es un método adicional para confirmar si las estrellas son miembros de un grupo o no”, indica David Montes, investigador del departamento de Astrofísica de la UCM y coautor del trabajo.

El análisis se desarrolló en el observatorio de La Palma a través de un espectrógrafo que permitió, con una buena resolución, estudiar las líneas en el espectro de cada cuerpo. Para ello, destaca el científico, es necesario que haya suficientes líneas.

La información obtenida se comparó con la composición química de una estrella que sí pertenece al grupo de movimiento, y este análisis diferencial permitió determinar cuáles coincidían o no. En total, un 66% presentaron similares características.

“El grupo de movimiento de la Osa Mayor es uno de los que mejor se conocen. Está formado por más objetos, pero estudiamos 44 porque son los que cumplían las condiciones para el análisis y los que podíamos observar desde el hemisferio norte”, justifica el astrofísico.

Este análisis ha demostrado que la agrupación estelar está menos contaminada que otras, es decir, que se trata de un grupo más definido. En los grupos de movimiento, se tienden a considerar miembros a los que siguen la misma trayectoria, pero no todos esos cuerpos tienen un origen común. Por ejemplo, en un estudio anterior realizado por Montes y su equipo, el grupo de las Hyades presentaba una contaminación estelar mayor que el de la Osa Mayor.

“Con estos resultados confirmamos que la contaminación estelar existe y que son necesarios este tipo de análisis para estar seguros de que podemos determinar miembros o no de un grupo”, señala Montes.

Además de la UCM, en esta investigación participan el Instituto de Astrofísica de Canarias, la Universidad de La Laguna (Tenerife) y los institutos alemanes Max Planck para la investigación del sistema solar y el Thüringer Landessternwarte.

Este es un trabajo de H.M. Tabernero, D. Montes, J.I. González Hernández y M. Ammler-von Eiff. “Chemical tagging of the Ursa Major moving group”. Astronomy & Astrophysics. Vol. 597. Enero de 2017. DOI:10.1051/0004-6361/201322526.

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