Agencia / InsurgentePress, Ciudad de México.- Es bien sabido que las barreras de hielo de la Antártida son cada vez más delgadas, pero recientemente un equipo de científicos ha descubierto, además, enormes cañones que atraviesan su interior, lo que podría debilitarlas aún más. Gracias a las misiones CryoSat y Sentinel-1 de la ESA se está arrojando nueva luz sobre este mundo escondido.

La Antártida se halla rodeada por barreras de hielo que se extienden desde el manto continental y flotan sobre las aguas litorales. Desempeñan un papel importante de refuerzo de este manto de hielo, ralentizando eficazmente su avance hacia el mar.

Por naturaleza, el manto de hielo que cubre la Antártida es dinámico, por lo que está en constante movimiento. En los últimos tiempos, sin embargo, preocupa el número de informes que advierten del adelgazamiento e incluso del derrumbe de las barreras flotantes, que hacen que se acelere el desplazamiento de la capa de hielo y, en consecuencia, la subida del nivel del mar.

Aunque los científicos continúan analizando los cambios en la Antártida, monitorizando las grietas en la superficie que podrían indicar la desaparición de una barrera y estudiando cómo esos cambios afectan a la biología de las aguas litorales, también son conscientes de los dramáticos cambios que se están produciendo bajo la superficie, ocultos a nuestros ojos.

Las barreras de hielo esconden en su interior enormes cañones invertidos, pero se sabe poco de su formación o de cómo afectan a la estabilidad del manto de hielo.

Se cree que un tipo se forma por agua subglacial que fluye bajo el manto de hielo hacia el océano. En esta región, el agua del océano se encuentra estratificada, con el agua más caliente en el fondo. No obstante, a medida que el agua derretida, más fría, llega al océano, asciende, dado que su densidad es menor que la del agua de mar. Al ascender, empuja hacia arriba el agua más caliente del fondo, haciendo que se derrita la base de la barrera de hielo flotante.

Se cree que otro tipo estaría provocado por la forma en que el agua del océano circula bajo la barrera.

Los científicos emplean datos de la misión CryoSat para examinar los cambios en la superficie de la barrera de hielo y de la misión Sentinel-1 de Copernicus para analizar cómo las barreras fluyen y así saber más sobre lo que sucede oculto a nuestros ojos.

Han centrado sus estudios en la barrera de hielo Dotson, en la Antártida Occidental.

Foto: Muestra información modificada por Copernicus Sentinel perteneciente al 2017, procesada por A. Hogg/CPOM)
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