En esta ilustración se ha formado un disco de acreción alrededor de un agujero negro supermasivo, a consecuencia de la alteración catastrófica por fuerzas de marea de una estrella que deambulaba demasiado cerca. Los escombros estelares han caído hacia el agujero negro, conformando un grueso y caótico disco de gas caliente. Los destellos luminosos de rayos X cerca del centro del disco producen ecos de luz que permiten a los astrónomos cartografiar la estructura del flujo, comparable en algunos aspectos a la de un embudo. (Imagen: NASA/Swift/Aurore Simonnet, Sonoma State University)

Agencias / InsurgentePress, Ciudad de México.- Unos astrónomos estaban observando una estrella masiva y moribunda, que se apagó de pronto, sin ningún aumento previo de brillo que denotase una explosión. La estrella, con 25 veces la masa de nuestro Sol, debería haber explotado en forma de una supernova muy brillante. En cambio, se extinguió sin más, aunque dejando un agujero negro en su lugar.

Acontecimientos como este, ocurrido en una galaxia cercana, podrían explicar por qué los astrónomos raramente ven aparecer supernovas de las estrellas más masivas. Así lo cree Christopher Kochanek, profesor de astronomía en la Universidad Estatal de Ohio, en EE.UU., y miembro de un equipo que ha investigado la intrigante desaparición de esta estrella.

Si la sospecha es cierta, hasta el 30 por ciento de tales estrellas podrían derrumbarse sobre sí mismas, formando agujeros negros, sin necesidad de estallar en supernova.

La creencia común es que una estrella puede formar un agujero negro solo después de convertirse en supernova. Pero en los últimos tiempos han ido surgiendo dudas crecientes acerca de la infalibilidad de esta regla.

Este par de fotos en luz visible y en luz de la banda infrarroja cercana (la más cerca a la luz visible en el espectro electromagnético), tomadas por el Telescopio Espacial Hubble de la NASA, muestran a la estrella gigante N6946-BH1 antes y después de desaparecer de la vista al implosionar para formar un agujero negro. (Fotos: NASA/ESA/C. Kochanek (OSU))

NGC 6946 es una galaxia espiral situada a 22 millones de años-luz de distancia, y los astrónomos a menudo la apodan “Galaxia de los Fuegos Artificiales” porque en ella aparecen con gran frecuencia supernovas.

La estrella que ha formado un agujero negro sin estallar en supernova, llamada N6946-BH1, sí experimentó lo que parece ser un aumento de brillo relacionado con su destrucción, pero insuficiente para corresponder a una supernova. Después de esa etapa, que fue observada desde 2009, se apagó. Esto último ocurrió en 2015.

Los astrónomos dirigieron los telescopios espaciales Hubble y Spitzer a su ubicación para ver si aún existía y simplemente brillaba menos. También usaron el Spitzer para buscar cualquier radiación infrarroja que emanase del punto. Eso habría sido una señal de que la estrella estaba todavía presente aunque oculta tras una nube de polvo.

Todas las pruebas resultaron negativas. La estrella ya no existe.

A través de un cuidadoso proceso de eliminación de posibilidades, los investigadores han acabado llegando a la conclusión de que la estrella debe haberse convertido en un agujero negro.

Más información en NASA JPL.

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