Agencias/Sao Paulo.- Al menos 60 muertos dejó un sangriento motín en una cárcel brasileña en la ciudad de Manaos, capital del estado de Amazonía, de acuerdo con el Secretario de Seguridad Pública local, Sergio Fontes.

La rebelión empezó en la cárcel Anísio Jobim cuando miembros de la facción conocida como Familia do Norte (FDN) atacaron a otros presos del Primeiro Comando da Capital (PCC). La primera banda es autóctona del norte de Brasil, mientras que el PCC tiene su origen en São Paulo y cuenta con mayor penetración en la región sureste.

El motín empezó la noche del domingo y a lo largo de toda la madrugada de este lunes el grupo de presos hizo rehenes a 12 funcionarios de la prisión, que fueron liberados poco a poco. Todos están en perfecto estado a excepción de uno, que fue rozado por un disparo y está hospitalizado.

El secretario de Seguridad del Estado de Amazonas, Sérgio Fontes, explicó que en las negociaciones los presos apenas exigían nada para rendirse: “Sólo pedían que no hubiera excesos cuando entrara la Policía Militar (…) Creemos que ya habían hecho lo que querían, que era matar a esa cantidad de miembros de la organización rival y querían la garantía de que no serían agredidos por la policía”, dijo en declaraciones a una radio local.

“Muchos fueron decapitados y todos sufrieron mucha violencia” para enviar un recado a sus enemigos, añadió Fontes sobre una práctica recurrente en este tipo de conflictos en Brasil.

Las autoridades sospechan que la matanza ya había sido planificada por los miembros de la FDN, ya que además de actuar en un día atípico, el primero del año, pocas horas antes hubo una fuga en una cárcel cercana que habría sido una cortina de humo para desviar la atención de la policía.

En el Instituto Penal Antônio Trindade al menos 87 presos se fugaron la tarde del domingo, mientras en la otra cárcel comenzaba el ataque. Según el secretario de Seguridad, en los dos casos se trata de la mayor matanza y de la mayor fuga en la historia de Amazonas.

La violencia en las cárceles brasileñas es un problema endémico y de hecho el propio jefe de la seguridad del estado evitó asumir responsabilidades y remarcó que en este tipo de incidentes ocurren continuamente en todo el país, especialmente en los estados del norte y noreste, los más pobres.

Una de las principales causas es la masificación de las cárceles, con presos hacinados en condiciones alejadas de cualquier mínimo estándar de higiene y seguridad: según el Consejo Nacional de Justicia la cárcel donde ocurrió la matanza tenía capacidad para 454 hombres, pero en realidad había 585 presos.

Según datos oficiales las cárceles brasileñas albergan un 70% más de presos que su capacidad máxima: Brasil tiene 80.000 plazas, pero el año pasado había en ellas 136.000 detenidos.

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