Agencia/InsurgentePress, Ciudad de México.- Desde 2006, cientos de aspirantes a modelos vieron sus sueños destrozados por una familia de tratantes.

Las víctimas llegaban a la Ciudad de México procedentes de Colombia, Cuba, Venezuela, Argentina e incluso de países de Europa del Este.

Todas tenían rasgos en común: bellas, jóvenes, con problemas familiares, económicos o la presión de mantener solas a un hijo.

Así, se dejaron envolver por un hombre que ahora es buscado por la Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México (PGJ).

Es hijo de una de las madames más longevas, que desde 1982 incursionó en la explotación sexual de mujeres.

En 2014 se instalaron en una casona en la Condesa, en la Delegación Cuauhtémoc, pero las entrevistas de trabajo a aspirantes las realizaba el hombre en su casa de la Colonia Del Valle, en la Benito Juárez.

“¿Quieres ser modelo, salir en revistas para caballeros, programas de televisión?”, les preguntaba a las chicas.

Era una farsa. Cientos de jóvenes terminaron anunciando servicios sexuales en MéxicoBaires.com, un sitio web de escorts que tiene una década funcionando.

Gran parte de las mujeres que cayeron en la red tuvieron que aceptar su situación: tener relaciones sexuales con aproximadamente cinco clientes diarios, cobrando entre mil 800 y 6 mil pesos por acto, pero al final únicamente recibían 100 pesos.

También habían generado una deuda por el boleto de avión desde sus países de origen, además del alojamiento en un departamento de la Colonia Roma y, en algunos casos, por la droga que consumían, según la indagatoria de la PGJ.

El 13 de enero pasado, la Fiscalía Antitrata arrestó a cinco integrantes de la banda, entre ellos la madame, de 83 años de edad y madre del individuo que reclutaba a las víctimas.

Dicha familia sobrevivió tres décadas debido a que mantenían un control férreo sobre las sexoservidoras; además de que innovaron al establecer sexo a domicilio y con eso duplicaron sus ganancias.

Así consta en las indagatorias de la Procuraduría capitalina, donde testimonios de las víctimas refieren que en máximo 30 minutos el cliente tenía en la puerta a una mujer.

Los horarios iban de las 17:00 a las 2:00 horas; siempre llegaban en taxi, cuyos conductores la hacían también de vigilantes.

Al final, las que querían ser modelos veían su ilusión frustrada; no tenían permiso de trabajar legalmente en otra cosa y tenían prohibido usar teléfonos celulares, computadoras o cualquier medio para comunicarse con sus familias.

Tras la captura de la Madame, las víctimas quedaron a disposición de autoridades migratorias y serán deportadas a sus naciones.

Con información de Reforma

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