Juan Balboa*

Mariela Castro Espín, hija mayor del presidente Raúl Castro, asume la defensa de homosexuales, lesbianas, bisexuales, travestis y transexuales No sólo encabezó la primera marcha gay en la isla, sino que impulsa campañas contra la homofobia y reformas legales para garantizar el respeto a la diversidad sexual en su patria En entrevista con Proceso, explica las dificultades y los retos que enfrenta para cambiar la mentalidad de la sociedad cubana, que durante décadas consideró al homosexualismo como incompatible con los principios de la revolución.

LA HABANA- Comprendida por unos y estigmatizada por otros, Mariela Castro Espín -hija mayor del presidente Raúl Castro- está convencida de que su trabajo contra la homofobia ayudará a cambiar la mentalidad machista de la sociedad cubana y contribuirá a desarrollar un socialismo participativo y democrático en su país.
“Conocer a hombres y mujeres insatisfechos con sus cuerpos; saber de hombres atrapados en el cuerpo de una mujer, o de mujeres atrapadas en el cuerpo de un hombre, me orilló a defenderlos”, asegura en entrevista con Proceso.
A diferencia de sus hermanos -Déborah, Nitza y Alejandro-, Mariela participa activamente en la vida pública de la isla con una agenda propia: la defensa de homosexuales, lesbianas, bisexuales, travestis y transexuales Lo hace desde 2004, cuando emprendió una campaña para ayudar a padres de familia a “cancelar el guión preestablecido” del machismo, enraizado en la cultura social de su país.
Su experiencia en el tema es vasta, pues se ha desempeñado como jefa de la cátedra de Sexología y Educación de la Sexualidad de la Escuela Nacional de Salud Pública; coordinadora, profesora e integrante del Comité Académico de la Maestría de Sexualidad, y profesora del Comité Académico de la Maestría Intervención Comunitaria en los Procesos Correctores de la Vida Cotidiana.
Hija de dos de los combatientes de la Sierra Maestra, Raúl Castro y Vilma Espín (ya fallecida), asegura que la prioridad actual de Cuba es abrir espacios para la participación de los jóvenes, con el propósito de que no sean simples intérpretes de la historia de su país, sino que formen parte de los cambios en una sociedad que se inventa cada día
Rechaza el papel de simple observadora: “Trataré de cambiar lo que no me gusta o lo que creo justo cambiar”, dice.
Hace un símil entre su trabajo a favor de la diversidad sexual en el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), el cual preside, y su apuesta por el socialismo en Cuba: “Nuestro trabajo a favor de la comunidad gay, de lesbianas, bisexuales, travestis y transexuales es de reconciliación Nuestra labor es abrir espacios de participación, de educación y de confluencia”.
Y abunda: “Nosotros queremos conciliación, que podamos convivir todos tal como somos, sin lastimarnos El Cenesex abre espacios de participación”, pues este organismo no puede hacer solo toda la tarea.
Sostiene que su trabajo para que la sociedad cubana reconozca la existencia de hombres y mujeres diferentes a la mayoría de la población concuerda con su aspiración de un socialismo participativo y democrático.
“Veo movilidad en la sociedad cubana”, responde a una pregunta acerca de lo difícil que es trabajar con un tema tabú entre los cubanos Reconoce que ha sido criticada por familiares y amigos debido a su trabajo en pro de un sector que todavía es estigmatizado y a cuyos integrantes se les considera “enfermos”.
“Todos los temas en que me he metido siempre han sido criticados por familiares, amigos y otros profesionales Pero cuando estás convencida de algo, te metes y te vas metiendo y vas desarrollando criterios profesionales que tienen mucha fuerza”, explica.
Sin mencionar el nombre de su padre, Raúl Castro, aclara que la “dirección del país” respeta la labor que ella realiza; de otra manera, subraya, el gobierno no sería congruente “con sus principios históricos”.

Tabúes

Durante la entrevista, Castro Espín sostiene que su trabajo no está subordinado al hecho de ser hija del presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la isla
“En el diálogo con las diferentes instituciones del Estado, del gobierno y del partido (Comunista de Cuba), hemos mostrado la historia que ha tenido la educación sexual, argumentándoles la importancia de que se establezcan políticas explícitas al respecto.

“Ha habido comprensión y aceptación de estos planteamientos Lo único que nos piden es que lo hagamos cuidadosamente para no herir a las iglesias o las personas heterosexuales, quienes no comprenden todavía la necesidad de convivir con diferentes orientaciones sexuales”, argumenta.
Y precisa: “Eso nos han pedido: no lastimar a otras personas y educar para que la gente acepte (la diversidad sexual)”.
Mariela recuerda que su interés por la defensa de los derechos de las personas con diferente orientación sexual comenzó cuando conoció el trabajo en esta materia de su madre, Vilma Espín, dirigente de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) En los años setenta, Espín atendió los primeros casos de personas que deseaban cambiar de sexo.
Después, se documentó acerca de las movilizaciones de las comunidades gay en otras partes del mundo, las cuales, señala, no provocaban cambios sustanciales en las leyes de sus respectivas naciones para reconocer sus derechos Supo de la insatisfacción que ello les ocasionaba y del dolor que les producía la marginalidad y la discriminación.
Comenta que todo ello la orilló, en 2004, a defender los derechos de los homosexuales, bisexuales, travestis y transexuales Se convenció de que la educación sexual era una de las estrategias a seguir, así como la de hacer pública la existencia de hombres y mujeres insatisfechos con sus cuerpos.
En 2007, organizó el Día contra la Homofobia y encabezó la primera marcha gay Enfrentó entonces su primer obstáculo: su familia y amigos Muchos de ellos, “como la mayoría de la sociedad cubana”, interpretan las marchas gay como exhibicionistas, agresivas, incómodas e irrespetuosas “En una sociedad heterosexista hay muchos calificativos peyorativos para las marchas gay”, comenta.
Una de sus metas, añade, es borrar de la mente de la sociedad cubana la idea de que los transexuales son personas enfermas, que necesitan un psiquiatra “Trabajamos para crear varios espacios educativos -a través del cine, por ejemplo- con el objetivo de lograr cambios culturales y en nuestra mentalidad”, explica.
El caso JR
Después de organizar y encabezar, en 2007, la marcha gay, Mariela –junto con sus compañeros del Cenesex– logró, en junio de 2008, que el ministro de Salud Pública, José Ramón Balaguer, emitiera la resolución 126, la cual autorizó operaciones gratuitas de cambio de sexo –llamadas “de reasignación sexual”– y el establecimiento de un equipo médico especializado para atender los casos de transexualidad.
Subraya que en Cuba la asistencia médica a personas con diferentes preferencias sexuales no es nueva Dice que en los setenta se presentaron los primeros ciudadanos que expresaron su deseo de cambiar de sexo Solicitaron ayuda ante el Grupo Nacional de Trabajo de Educación Sexual, instancia perteneciente a la FMC, entonces liderada por su madre, Vilma Espín.
Mariela comenta que un estudio acerca de la atención integral a transexuales en Cuba y su inclusión en las políticas sociales, reveló que la primera persona que solicitó el cambio de sexo quedó registrada sólo por sus iniciales: JR Señala que nació en Calimete, provincia de Matanzas Era, dice Mariela, “un hombre atrapado en el cuerpo de una mujer” y su caso provocó que se creara una comisión multidisciplinaria para atender ese tipo de demandas.
“Al llegar a nuestra institución, a JR ya le habían extirpado el útero por razones que no hemos podido precisar, así como las mamas debido a las ulceraciones provocadas tras sus intentos permanentes por ocultarlas”, explica Mariela.
Fue en 1979, precisa, cuando Cuba acató los procedimientos establecidos en consensos internacionales para el cambio de genitales, y en 1988 se realizó la primera cirugía de reasignación sexual con resultados satisfactorios.
Mariela comenta que actualmente JR se encuentra “muy bien” Sin embargo, lamenta que “la falta de un trabajo educativo profundo con la sociedad cubana haya cancelado la posibilidad de que JR continuara operándose” Afirma que actualmente ese tipo de intervenciones quirúrgicas son “una realidad” en su país, del que, dice, se encuentra a la vanguardia en ese campo a partir de un hecho: El gobierno incluye la “reasignación sexual” como una política pública gratuita.
En menos de un año -de agosto de 2008 a mayo de 2009-, se han realizado seis operaciones de reasignación de sexo, de las 19 autorizadas por los especialistas.
Considera que es necesario realizar reformas legales que permitan atender de manera integral a las personas transexuales y cubran “la falta de regulación constitucional del derecho a la libre orientación sexual” Esto, subraya, “limita la existencia de una tutela efectiva del derecho a la libertad individual, al libre desarrollo de la personalidad y al derecho a la salud sexual”.
Por ello, en 2007 el Cenesex presentó ante la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento) dos propuestas de reformas legales La primera de ellas es el proyecto de Ley de Identidad de Género, que abarca todas las necesidades fundamentales que permiten el respeto a la dignidad plena de las personas transexuales Incluye la posibilidad de realizar el cambio de identidad, aún en las circunstancias en que no se realice la cirugía de “adecuación genital”.
La segunda propuesta consiste en modificar el Código de Familia aprobado en 1975 Esta reforma prevé aspectos relacionados con la protección y el bienestar de las personas a partir de sus derechos humanos básicos y de sus responsabilidades sociales.
Castro Espín está convencida de la importancia social y el alto contenido humanista de la llamada Estrategia Nacional de Atención Integral a Personas Transexuales en Cuba, programa que el Cenesex efectúa con el aval del gobierno. Sin embargo, precisa, es necesario que este programa quede plasmado en la legislación nacional y que las autoridades lo apliquen como política de Estado.
– ¿Cuál ha sido la reacción de los legisladores?, se le pregunta.
– Es diversa Hay quienes lo han rechazado totalmente y otros lo han comprendido y aportan criterios.
Mariela apela al legado martiano, expresado varias veces por su tío, el exmandatario Fidel Castro: conquistar toda la justicia para todos.
En Cuba, la intolerancia hacia la comunidad gay fue particularmente dura poco después del triunfo de la revolución El régimen estableció en los años sesenta las llamadas Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP) Se trataba de campamentos agrícolas en los que fueron recluidos hippies, religiosos, homosexuales y otros “desafectos a la revolución” Un letrero a la entrada de algunos de esos campamentos daba cuenta de la filosofía de esta forma de castigo: “El trabajo los hará hombres”.
En los primeros 20 años de la revolución, muchos homosexuales fueron excluidos del magisterio, de carreras universitarias o de puestos de dirección del Partido Comunista Todavía a mediados de los ochenta, la homosexualidad era considerada incompatible con los principios revolucionarios.
Durante los noventa, la sociedad inició una reflexión acerca de la diversidad sexual En 1993, la película Fresa y chocolate, de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, fue la primera en abordar públicamente el tema del homosexualismo y la homofobia A partir de 2000, se inició la etapa de mayor tolerancia hacia la diversidad sexual Ese año el grupo multidisciplinario del Cenesex inició su trabajo.

*Este reportaje se publicó en la edición 1711 de la revista Proceso que empezó a circular el domingo 16 de agosto de 2009.

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